El universo ante la imaginación del niño. Cuarta parte: sentimientos y emociones

El siguiente texto es un extracto traducido del original en inglés “El universo ante la imaginación del niño”.  Las secciones 1 a 3 están en: “El niño de seis años”  , “La inteligencia del niño”  , “Períodos sensibles”

En su libro “Educación de las potencialidades humanas” Montessori desarrolla su visión sobre la Educación Cósmica. Por ejemplo en el capítulo titulado El niño de seis años y el Plan Cósmico, María Montessori afirma que  la educación entre los seis y los doce años no es una continuación de la etapa anterior, pero se basa en dicha etapa. Dice que “en lo psicológico, cambia decididamente la personalidad, y conforme lo ha determinado la naturaleza, durante este periodo el niño adquiere todo cuanto tiene que ver con la cultura.

Los años vitales para el desarrollo humano

Al nacer, existe en el niño la potencialidad de crear su mente. Es a través de la interacción con su medio ambiente, que llegará a comprenderse y a descubrir su lugar en el universo. En “La mente absorbente del niño“, María Montessori se adentra en el periodo embrionario del niño recién nacido, periodo en el que se organiza la mente. Parte de algunas proposiciones basadas en la biología; del desarrollo embrional del niño; de la ley natural que lo predispone a un comportamiento libre; y del gran misterio de la gestación espiritual de la persona humana. Es lo que denomina los años vitales. Un tiempo que tiene una importancia decisiva en el desarrollo humano.

Y en este sentido, sabemos que los dos primeros años de vida abren un nuevo horizonte. Revelan leyes de construcción psíquica que habían sido ignoradas hasta que en 1947 María Montessori las formuló en la India. Se pueden resumir diciendo que “el niño mismo nos ha ofrecido el don de esta revelación; nos ha hecho conocer un tipo de psicología,- la suya -, completamente v distinta de la del adulto”.

Y es que, el niño tiene una mente capaz de absorber conocimientos, -María Montessori la llama “la mente absorbente”– y el poder de instruirse a sí mismo. Por eso son tan importantes los primeros años de la vida y por eso es tan importante el Método Montessori que en estas primeras edades se dirige, sobre todo, a potenciar las extraordinarias capacidades de crecimiento del niño.

Por ejemplo, en relación con el lenguaje, María Montessori dice que en lo más íntimo de cada niño existe, por así decirlo, “un maestro vigilante”. Un “maestro interior” que es capaz de obtener los máximos resultados de todos y cada uno de los niños, sea cual sea su familia, o el país en que se hallen. El único lenguaje que el hombre adquiere con perfección y sin titubeos es el que aprende en el primer periodo de la infancia. Cuando nadie puede impartir ninguna enseñanza al niño. Y sucederá que cuando se haga grande, si debe aprender una nueva lengua, ninguna ayuda podrá hacer que llegue hablar esta segunda lengua con la misma perfección con que habla la lengua que aprendió en la primera infancia.

love 2Si se reflexiona sobre este hecho, vemos que cada vez resulta más evidente que la obra de “construcción” realizada en este periodo por el niño es impresionante y que todo lo que poseemos en la edad adulta ha sido construido por el niño que fuimos durante nuestros dos primeros años. A los tres años el niño ya ha establecido los cimientos de la personalidad humana, entonces necesita la ayuda particular de la educación escolar. Las conquistas realizadas por él son tales que se puede afirmare que el niño que entra en la escuela a los tres años, ya es un hombre en virtud de las conquistas realizadas con anterioridad. María Montessori dice que si comparamos nuestra habilidad de adultos con la del niño, precisaríamos sesenta años de duro trabajo para conseguir lo que el niño ha logrado en los primeros años. Podemos decir que el niño a los tres años ya es un hombre, aunque sabemos que esta singular facultad del niño para absorber el ambiente aún no se ha agotado completamente en este periodo inicial. La educación no es lo que el maestro imparte, sino un proceso natural que se desarrolla espontáneamente en el individuo humano; la educación no se adquiere escuchando palabras, sino a través de experiencias efectuadas en el ambiente. Entonces cabe preguntarse: ¿cuál es la función del maestro en estas edades?

María Montessori afirma que la función del maestro no es hablar, sino preparar y disponer una serie de motivos de actividad cultural en un ambiente especialmente preparado. Las experiencias de Montessori en países diversos duraron más de cuarenta años. A medida que los niños crecían los padres  pedían que continuara la educación de los niños ya mayores. De ese modo se descubrió que la actividad individual es la facultad que estimula y produce por sí sola el desarrollo. Y que esto vale tanto para los pequeños en edad preescolar como para los niños de primaria y de los niveles más avanzados. Cualquier reforma de la educación debe basarse en el desarrollo de la personalidad humana. El hombre mismo debería convertirse en el centro de la educación.

Y algo muy importante: el hombre no se desarrolla cuando llegamos a la universidad, sino que inicia su desarrollo mental a partir del nacimiento y lo efectúa con la mayor intensidad en los primeros tres años de vida. Por eso es necesario prestar mucha más atención a este periodo decisivo que a cualquier otro. Así el niño se nos revelará como la más grande maravilla de la naturaleza. Entonces no nos enfrentaremos con el niño considerado como un ser sin fuerza, casi como un recipiente vacío que debemos llenar con nuestra sabiduría, sino que su dignidad se alzará ante nuestros ojos a medida que lo consideremos el constructor de nuestra inteligencia, el ser, que trabaja infatigablemente con alegría y felicidad, siguiendo un programa preciso, para construir esta maravilla de la naturaleza que es el Hombre.

La primera infancia es una etapa decisiva: son los años vitales para el desarrollo humano, por eso es tan importante.

Los sentimientos y las emociones

María Montessori escribe sobre el tema de los sentimientos y las emociones en su libro La educación de las potencialidades humanas; explica que siguiendo al psicoanálisis se ha hablado mucho de la sublimación de los instintos. Para lograr este objetivo, las maestras han incentivado los sentimientos y emociones, pero los escolares no parecen mostrar ninguna reacción satisfactoria. Los psicólogos basan sus teorías en la conducta de los animales y la respuesta de los adultos al psicoanálisis; solo se nos unen en lo tocante al tema de una reforma en la educación, pero en este tema ya hemos recorrido gran parte del camino, ¡partiendo directamente del niño!

niña lava planta

Ellos buscan un método educativo que se adapte a sus teorías y nosotros buscamos una teoría psicológica que se adapte a nuestro método. Para ejemplificar esta sublimación de los instintos, se puede citar a un escritor  moderno, quien afirmo con acierto que la ciencia moderna es un monumento a la curiosidad sublimada. Estamos totalmente de acuerdo, y hemos probado que cuando se le da al niño una visión detallada de cómo comenzó la vida y cómo progresó hasta el presente, se despierta en él un gran interés por la ciencia y todas sus maravillas. El instinto de curiosidad del niño es sublimado por esos intereses elevados, pero tal cosa solo es posible si se los presenta ante el niño a una edad mucho más temprana de la que los psicólogos estiman aceptable. El niño nos ha enseñado que esta etapa temprana es el único momento de su vida en que su sensibilidad e interés son más profundos de lo que lo será después, y que cuando sea mayor sólo podrá estudiar científicamente y con precisión si ya está dotado de una emoción y sentimiento profundos por esos temas. Entonces no será simple curiosidad lo que lo mueva, sino un intenso interés, un entusiasmo basado en la emoción.

Un planeta donde no hay escuelas

En La mente absorbente del niño utiliza una comparación de una dimensión planetaria para describir el modo de aprender del niño:

“Si yo os dijera que existe un planeta donde no hay escuelas, ni maestros, sin ninguna necesidad de estudiar, y donde, viviendo y paseando, sin más fatiga, los habitantes llegan a conocerlo todo y a fijar sólidamente todo el saber en su cerebro, ¿no os parecería una hermosa fábula? Pues bien, esto, que parece tan fantástico y suena a invención de una fértil imaginación, es un hecho, una realidad; porque éste es el modo de aprender del niño inconscientemente. Éste es el camino que sigue. Lo aprende todo inconscientemente, pasando poco a poco del inconsciente a la conciencia, avanzando por un sendero en que todo es alegría y amor.”

Inmóvil frente al telescopio

En El método de la pedagogía científica aplicado a la educación de la infancia, otro de sus libros fundamentales, repasando la experiencia vivida en la “Casa dei Bambini”, fundada por María Montessori en el popular barrio romano de San Lorenzo, el 6 de enero de 1907, habla de la observación científica, una de las claves distintivas del Método Montessori.

“Cuando tuve que preparar para este sistema maestras no ejercitadas en la observación científica, pude medir la distancia que lo separa de los sistemas empleados en las escuelas tradicionales. Las mismas maestras inteligentes que han comprendido los principios, encuentran muchas dificultades cuando se trata de ponerlos en práctica. No pueden comprender que tienen que adoptar una actitud pasiva como la del astrónomo que se sienta inmóvil frente al telescopio, mientras los astros ruedan vertiginosamente por el espacio. Esta idea de que la vida y todas las cosas se desenvuelven por sí solas y que para estudiarlas, para descubrir sus secretos, o dirigirlas, es preciso conocerlas sin intervenir. Es muy  asimilarlo verdaderamente y ponerlo en práctica.

dejar ser 2“La maestra ha aprendido demasiado a ser la única actividad libre de la escuela; le parece que su obligación consiste en sofocar la libre actividad de sus alumnos. Cuando no puede obtener el orden y el silencio, se siente avergonzada y mira a su alrededor como si quisiera hallar un testimonio de su inocencia. Es en vano que se le haya enseñado que el desorden de los primeros días es inevitable. Cuando se de cuenta de que no puede hacer otra cosa sino mirar, se pregunta si no sería mejor presentar su dimisión, ya que no ejerce como maestra. Después, cuando empieza a pensar cuáles son los actos que debe impedir y cuáles debe tan sólo observar, la maestra antigua experimenta una fuerte emoción y empieza a preguntarse si podrá mantenerse a la altura de su nueva misión. La maestra que no esté preparada se encontrará durante mucho tiempo desorientada e impotente; mientras que la que esté preparada quedará tanto más maravillada y será mayor su interés, cuanto más vasta sea su cultura científica y su práctica en la experimentación.

“El hombre que llega al mundo bajo la forma de niño se desarrolla rápidamente por un verdadero milagro de creación. El recién nacido no tiene todavía ni el lenguaje ni los otros caracteres relativos a las costumbres de la estirpe: no tiene inteligencia, ni memoria, ni voluntad, ni el poder de moverse y de tenerse en pie; y sin embargo este recién nacido lleva a cabo una auténtica creación psíquica. A la edad de dos años habla, camina, reconoce las cosas. Y, pasados los cinco años, alcanza el desarrollo psíquico suficiente para ser admitido a estudiar en las escuelas”.