El desarrollo de la vista durante los primeros años de vida es un proceso tan complejo como interesante. Desde el momento en que nace, el bebé comienza su interacción con el mundo desde que abre los ojos a la vida. Conozcamos un poco sobre el interesante desarrollo del sentido de la vista.
De 0 a 3 meses: Desarrollo visual en la primera etapa de la vida.
Los recién nacidos tienen un sistema visual aún en desarrollo. En esta etapa inicial, su agudeza visual es limitada, pero mejora rápidamente permitiéndoles reconocer objetos que están a una distancia de 20 a 30 cm, una distancia ideal para ver rostros familiares, como el de los padres o cuidadores durante la alimentación. El contacto visual y el seguimiento de objetos se desarrollan en estos primeros meses, gracias al progreso de la fóvea, que es la porción pequeña de la retina de los primates, carente de bastones y con gran cantidad de conos, que constituye el punto de máxima agudeza visual. Su adecuado desarrollo será responsable de la visión detallada.
Los bebés nacen con la capacidad de reaccionar a la luz. Pueden parpadear o cerrar los ojos en respuesta a cambios en la iluminación. Prefieren patrones de alto contraste, ya que son más fáciles de ver. Los juguetes y libros en blanco y negro son particularmente atractivos para ellos.
Hacia el final de los 3 meses, muchos bebés comienzan a desarrollar lo que se conoce como “sonrisa social”. Responden con sonrisas a rostros y estímulos visuales, lo que indica un reconocimiento y una interacción social temprana. También empiezan a mostrar interés por mirar y examinar objetos que están dentro de su rango de visión cercano. Resulta sumamente interesante para ellos mirar fijamente la boca de quienes hablan frente a ellos. La vista, de forma indirecta, ayuda al desarrollo del lenguaje.
De 3 a 6 meses: Avances clave en habilidades visuales.
Entre los 3 y 6 meses de vida, se observan mejoras significativas en diversas habilidades visuales tales como:
- La acomodación y estereopsis que consiste en la capacidad de enfocar objetos cercanos y la percepción de profundidad se desarrollan notablemente. A los 6 meses, la acomodación es casi igual a la de un adulto, lo que permite una fijación bifoveal estable (capacidad de ver con ambos ojos).
- Se perfeccionan la coordinación ocular dándole la capacidad de fijación visual y perfeccionando las vergencias (movimiento coordinado de los ojos que permite enfocar y mantener una visión binocular nítida)
- Entre los meses 4 a 6, se alinean los ejes visuales, alcanzando una alineación en todas direcciones (ortotropía).
- Mejor seguimiento visual: Los bebés mejoran su capacidad para seguir objetos en movimiento con los ojos. A esta edad, el seguimiento se vuelve más fluido y coordinado.
- Reconocimiento de caras más detallado; aunque desde muy temprano muestran preferencia por los rostros humanos, a esta edad comienzan a reconocer y diferenciar entre rostros familiares con mayor detalle.
- Los bebés se vuelven más sensibles a las expresiones faciales y pueden responder de manera diferente a sonrisas, muecas o gestos de las personas a su alrededor.
- Crece un interés en patrones más complejos y colores brillantes, por lo que pasan largo tiempo observando lo que los rodea.
- Aparece la “mirada exploratoria”, ya que de manera activa miran su alrededor con curiosidad por objetos y personas.
- Logran reconocer objetos comunes, como por ejemplo su biberón o un juguete favorito.
De 6 a 12 meses: Maduración visual hasta el primer año.
A partir de los 6 meses muchas habilidades de procesamiento visual ya están activas, permitiendo a los niños integrar información visual con experiencias previas y otros sentidos. Esto les da la oportunidad de desarrollar la coordinación de su mirada en relación con su propio cuerpo, lo que se conoce como “coordinación ojo-mano”, por ejemplo.
A esta edad, los bebés perfeccionan la habilidad de usar sus ojos para guiar sus manos. Esto es esencial para agarrar y manipular objetos con precisión, se tiene un desarrollo avanzado en el seguimiento visual por lo que son más hábiles al seguir objetos en movimiento con los ojos. Esta habilidad es crucial para actividades como gatear y, eventualmente, caminar.
Al cumplir un año de edad, el reconocimiento de rostros y objetos ha mejorado significativamente, incluso a mayores distancias lo que resulta fundamental para el desarrollo social y posteriormente para el desarrollo cognitivo.
Comienzan a desarrollarse las habilidades motoras, por lo que la percepción de la profundidad es vital. Esta habilidad les permite juzgar distancias y profundidades, que les permite moverse con mayor destreza cada vez. Logran identificar entre las dimensiones, pueden comprender imágenes impresas en libros lo que da pie a la habilidad de comprensión de representaciones visuales de los objetos reales.
Hacia el final del primer año de vida se va dando el desarrollo de la percepción del color, logrando una apreciación del color bastante similar a la de un adulto. Pueden distinguir una amplia gama de tonos y matices. Su interés en objetos coloridos, libros de imágenes y juguetes brillantes suele incrementarse porque la variedad de colores que pueden reconocer es cada vez más amplia.
El desarrollo de la vista hasta los 10 años de vida.
Los movimientos sacádicos son movimientos rápidos y precisos del ojo que nos permiten cambiar rápidamente el enfoque de un punto a otro. Los niños más pequeños a menudo usan su dedo para guiar sus ojos al leer, lo que refleja un desarrollo aún en proceso. Lo mismo ocurre con los deportes que requieren seguir objetos en movimiento rápido, en algunas actividades escolares o en juegos de mesa y rompecabezas. Aunque cada uno se desarrolla a su propio ritmo, los niños no presentan unos movimientos sacádicos como los de un adulto hasta los 10 años de edad.
Es interesante observar cómo la visión evoluciona durante la infancia, con cambios comunes como el aumento de la hipermetropía. Por ejemplo, un niño de 1ª de primaria es más hipermétrope que el de 5º de primaria. Por ello, es importante que los bebés y niños en edad escolar sean evaluados regularmente por profesionales de la visión. Estas evaluaciones ayudan a asegurar un desarrollo motor y visual adecuado.
El desarrollo visual en la infancia es un proceso dinámico esencial para el crecimiento integral del niño. La atención temprana y adecuada no solo promueve la salud visual, sino que también apoya el desarrollo cognitivo y motor.
Desde que hemos incorporado las nuevas tecnologías con pantallas luminosas, el desarrollo natural de la visión de los niños se ha visto afectada. Cada vez es más común ver a pequeños bebés expuestos a la luz que emiten los dispositivos electrónicos.
Teniendo un mundo tan rico en estímulos visuales, podemos concluir diciendo que el uso de una pantalla no es necesario, sobre todo durante los primeros años de vida, cuando el niño necesita desarrollar los sentidos de forma física, concreta, interactuando con el ambiente que le rodea.
La tecnología puede esperar unos años.