Aunque mis hijos ya no están en el Montessori desde hace algunos años, yo sigo siendo una orgullosa mamá del Montessori de Cancún. Mi hijo Sebastián estuvo en la escuela desde 1° de primaria y mi hija Danielle desde Casa de Niños.
Fue una experiencia realmente maravillosa, tuvimos Guías excelentes, comprometidas con los niños y con quienes siempre tuvimos mucha confianza para platicar. Siempre hicimos muy buena mancuerna con ellas para trabajar con los niños, ellas en la escuela y mi esposo y yo en la casa. Eso me encantaba, era muy fácil poner límites y hacer que los niños fueran mejorando sus hábitos de estudio y moldeando su personalidad.
También me gustaba que salían contentos todos los días y con ganas de hacer investigaciones y tareas para el día siguiente. Cuando tenían alguna diferencia con un compañero, las Guías y las maestras los ponían a platicar para resolverlo. Los niños aprendieron mucho de todos los maestros, tenían una relación afectiva con ellos, los querían y los admiraban.
En el Montessori de Cancún, mis hijos aprendieron a pensar, a leer con atención y escribir con una letra hermosa, son buenos en matemáticas y en inglés, y no tuvieron ningún problema al reincorporarse a la escuela tradicional. Son jóvenes sanos, empáticos con los demás, seguros de sí mismos y conscientes. Son sociables y hacen amigos fácilmente, aunque aún siguen viendo a sus compañeros del Montessori.
El Montessori me encanta porque enseña a los niños a vivir en comunidad, a respetar los límites, a los adultos y las reglas de una manera muy natural, sin represión ni autoritarismo. Los niños se conducen con mucha libertad y mejoran su autoestima.
Yo ya no concibo otra forma de aprender que no sea con material, los niños de hoy ya no pueden estar sentados 6 horas frente a un libro o cuaderno, tienen que manipular objetos, moverse, aprender a leer y escribir bien, expresar sus ideas y a utilizar la tecnología.
El Montessori de Cancún ofrece una educación realmente personalizada y respetuosa del proceso personal de cada niño, y no conozco otra escuela en Cancún que lo haga tan bien.
Con amor y agradecimiento,
Familia Camargo Dávila Madrid