En los ambientes Montessori se trabajan todas las áreas con metodologías globales y analíticas a través del uso de los Materiales de Desarrollo Montessori, por medio de los que, sin perder de vista el contexto, los niños “manipulan” el conocimiento, comprendiendo por medio de preguntas y respuetas que el trabajo analítico en cada una de las áreas: matemáticas, lenguaje, ciencias se van dando.
Las presentaciones de los materiales pueden constar de uno o varios procesos que, conforme el niño va realizando el trabajo, llevan a una secuencia ascendente en la curricula de cada área.
Sin embargo, el niño va relacionando esos conocimientos específicos de un área en particular, con otras áreas, dándose cuenta de que todo está conectado: trabaja matemáticas en actividades de cocina para medir cantidades y variar porciones; trabaja geografía cuando trata de localizar el lugar en donde ciertos animales se reproducen y los lugares a los que emigran.
Todos los conceptos se relacionan y forman parte de un todo, es por eso que la Dra. Montessori la llamó Educación Cósmica.
Las áreas pueden ser las mismas, sin embargo el enfoque varía conforme a la edad, es por eso que las Grandes Historias como por ejemplo la que cuenta el Big Bang o la creación del Universo, se dan de manera grupal, pero cada niño enfocará, según su evolución en el plano de desarrollo que se encuentre, los puntos que comenzará a investigar con los materiales adecuados a su período de desarrollo.
La mezcla de edades en los ambientes Montessori enriquece la variedad de formatos que se presentan con los diferentes materiales, pues los niños repasan el concepto adquirido cuando lo presentan a algún compañero más pequeño o bien, encuentran la motivación de querer avanzar en su trabajo cuando observan a los compañeros más grandes trabajando con materiales avanzados.
La Educación Cósmica Montessori permite a los niños que cursan la educación primaria, descubrir el universo en el que viven, sintiéndose co-partícipes de la creación y cuidado del mundo en que se desarrollan.
Cuando los niños crecen conociendo su entorno, adoptan “actitudes filosóficas” que les hacen ser responsables y conscientes. En estos puntos podríamos incluir por ejemplo, el respeto por la vida y por la naturaleza, como un patrón integral del desarrollo y evolución de su propia existencia.
Partiendo de este respeto, el niño crea una “amistad” con el error, considerándolo como la posibilidad de reconocer sus debilidades humanas y basarse en los niveles de desarrollo que va alcanzando conforme avanza en esas habilidades.
La libertad de usar todas las habilidades y capacidades que tiene, a pesar de que todavía no estén perfectamente desarrolladas, genera una independencia funcional de la que el niño hace uso todo el tiempo pues siente gran seguridad en sí mismo.
Cualquiera de estos puntos, o inclusive uno sólo, pueden proporcionar una base en la relación con nuestro hijo. Son actitudes utilizadas para crear un ambiente psicológico adecuado para el niño. Podemos notar su forma de actuar y llevar esos rasgos a la vida cotidiana en casa.
En primer lugar enfoquémonos en este punto: Respeto por la vida se puede traducir en términos llanos en hablar de manera amable y educada con nuestro hijo, evitando frases que degradan o menoscaban su autoestima. Respetar los límites que como padres se establezcan en casa, organizando tiempos, manteniendo coherencia en el hacer.
El niño está aprendiendo los intrincados secretos de la comunicación personal y los placeres que su práctica producen con cualquier persona que se encuentre; con cualquier situación que le produzca ese sentimiento de conocer, de responder sus por qués.
A través de nuestra comunicación, podemos incrementar nuestra sensibilidad para proporcionarle un ambiente rico en lenguaje, un ambiente que satisfaga esos deseos de saber: libros interesantes, suscripciones a revistas de ciencia, visitas familiares a museos, etc. Los niños se deleitan en conocer los nombres de todos los objetos que se encuentran en la vida diaria, así como el vocabulario utilizado para describir las actividades y procesos en los que se ven involucrados, un vocabulario específico y preciso es un verdadero regalo que le damos al niño. Pero además, en este período de desarrollo, en los niños de Taller, esos conocimientos se vuelven preguntas, dudas que llevan a la investigación, al uso de su imaginación para “ver” lo que va leyendo en los libros y buscar la forma de encontrar una relación con su persona, con su entorno.
La Educación Montessori es un estilo de vida, una filosofía que el niño conoce en el ambiente y comparte en casa con la familia, con sus amigos, con su entorno.
Las imágenes muestran a los niños del Ambiente Rosa (Taller I) en la clase abierta Montessori con sus padres.