Los distractores del aprendizaje consisten en un desplazamiento de atención hacia situaciones u objetos ajenos a las tareas de estudio; es el peor enemigo del aprendizaje y es una de las causas del bajo rendimiento, a pesar de que se dedique el tiempo suficiente a las tareas o que el niño tenga capacidad intelectual adecuada o superior al potencial de la media.
Sobre este punto, queremos compartir nuestra postura como Colegio Montessori, sobre las prendas que los niños traen a la escuela. En la cultura del consumismo en la que vivimos, el niño es el punto ideal para lanzar todo tipo de productos y cambiar constantemente las “necesidades”. Este año son las lentejuelas, en años pasados eran superhéroes, princesas, magos, mañana no sabemos qué estará ahí preparado para que nuestros niños “sientan que lo necesitan”.
Además de seguir fomentando la cultura del consumismo y generar desechos constantemente, generamos en los niños sentimientos de “desear tener más”, “mostrar lo que tienen”, “desear lo que tienen los otros”. Creemos que, como Comunidad Montessori, estos son los pequeños puntos en los que debemos observarnos y generar un cambio. No es prohibir la mochila con lentejuelas, o prohibir la camiseta con superhéroes. Va más allá del gran distractor que crea en los niños durante tiempos de trabajo, va mucho más allá.
Montessori nos dice que “existe una unión estrecha entre el trabajo manual que se realiza en la vida común y la profunda concentración del espíritu”.1 ¿En qué nos interesa que enfoquen la atención nuestros niños?
La concentración comprende tres períodos:
1. la preparación
2. el trabajo relacionado con un objeto del mundo exterior
3. el trabajo que se realiza en el interior, a partir del trabajo manual
Basados en esos puntos, Montessori pone todo su empeño en “preparar” un ambiente que ofrezca al niño los estímulos adecuados a su etapa de desarrollo, presentando retos que lo motiven a encontrar la satisfacción de sus necesidades, generando un desarrollo cognitivo-conceptual pero también espiritual, pues encuentra esa satisfacción interna que le genera felicidad y satisfacción; independencia y responsabilidad.
Por todo esto, convocamos a todos los adultos que forman una Comunidad Montessori a proporcionar al niño los espacios adecuados, las actividades apropiadas y un ejemplo de armonía y estabilidad.
1. Il bambino in famiglia, Montessori 1972