Desde las montañas más altas del mundo

 

Para los niños fue una experiencia inesperada y fuera de lo común recibir al Lama Lhanan Rimpoche.  Sus caritas de admiración brillaban y sus sonrisas explotaban curiosas y vivaces cuando les contaba que  vino desde los Himalaya, al otro lado del mundo, en el lugar en el que el agua siempre está congelada “¿Cómo se bañan si el agua es hielo?”, un lugar en el que viven sin televisión, sin computadoras, sin teléfono “¿Cómo se comunican?  Del pico de una montaña le gritas al que vive en el otro pico de la montaña”, un lugar en el que, mientras él estaba contándonos sus fábulas, dormían plácidamente.

Con cada uno de los grupos compartió mensajes de paz interior, esa que trasciende y da sentido a la vida, de fraternidad, de respeto y de  amor.  Las preguntas de los pequeños fueron respondidas con gran alegría y simplicidad: desde ¿Por qué se viste de amarillo? “Porque es el color de la felicidad, ¡el sol siempre está feliz!” o “¿A qué juegan los niños en el Tibet?”  “Con piedras y nieve”, hasta detalles de su historia personal como quienes son sus padres, en dónde están, cómo murió su papá, “De forma natural, en la estación más linda del año, el otoño, cuando hay muchas flores, él ya estaba listo para marcharse” … ¿Cómo es que llegó a ser Lama?”.  Cada una de sus respuestas, totalmente sorpresiva para los niños, como salida de un cuento: “A los nueve años me llevaron al Monasterio y ahí vieron que tenía las características necesarias para hacer lo que hago”. “Y,  ¿cuales son esas caracterírsitas?” “No lo sé, pero lo hago lo mejor que puedo”  “¿Una persona que molesta a los demás puede tener paz interior?” “Sí, si cambia y busca el amor y la compasión”.

Escucharlo contar historias, escucharlo cantar y compartir experiencias de vida cotidiana: “mis tortugas ya están creciendo”.  La vida de los niños es simple, sin complicaciones, como la de los Lamas: no importa el color de la piel, el tamaño del cuerpo, la religión que se profese, lo importante es el amor que se tiene, el amor a la vida.  Educación cósmica de corazón a corazón.

Unas fotos en la galería (click aquí) y unos videos para que los vean con los niños y puedan platicar de la experiencia en casa.

 

 

Cuando me encuentro con la mirada cósmica de un niño… sonrío y agradezco.

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