La luna llena miró desde un cielo despejado, después de la incertidumbre que se vivió por las lluvias que cayeron en la semana. El resultado fue una noche muy alegre, todos compartiendo, platicando e intercambiando risas en el hermoso jardín de la familia Castel.
El bar, lugar favorito de los señores (muchos con puro en mano) las mesas vestidas con manteles blancos y la sencillez y elegancia de velas y hojas naturales, rodeadas por las guapísimas mamás que charlaron toda la noche pasando de un tema a otro.
La cena ¡deliciosa! los postres ¡exquisitos!
Muchas gracias a Anette, cordial anfitriona, a Eva, la mamá de grupo que coordinó el evento y a todos los que hicieron posible que la noche fuera hermosa.
Los protagonistas, aunque dormidos, fueron los niños.