Quiero compartir con ustedes la experiencia que tuve la fortuna de vivir esta mañana.
Después de haber disfrutado de la presentación cívica en la que un signo de interrogación se valió de las ideas de su imaginación para encontrar respuestas sobre la Comisión de los Derechos Humanos de manera sintetizada, breve y clara, fui invitada a presenciar los últimos prepararativos de la clase abierta de botánica que los niños de Taller II presentarán próximamente a sus padres. Todo era movimiento y un aire de excitación se percibía a través de la ventana desde el pasillo en el que esperaba acompañada de unos personajes muy especiales a quienes me permití invitar.
Cuando las dos anfitrionas nos recibieron, sus ojos se abrieron ante la sorpresa de encontrarse frente a su público oyente: un grupo de niños de tres y cuatro años que, tomados de la mano y con caritas llenas de emoción por haber podido subir hasta allá arriba para ver “los bonitos materiales con los que los niños grandes de Taller trabajan” esperaban ansiosos de entrar.
La experiencia fue realmente enriquecedora, tanto para los grandes que presentaban sus trabajos, como para los pequeños que descubrían las maravillas de las plantas y sus secretos, develados por medio de experimentos y datos curiosos que los chicos les iban contanto en cada una de las mesas de trabajo. Los pequeños hacían preguntas, se interesaban de lo que veían y comprendían a la perfección lo que les estaban presentando.
Este es el corazón de Montessori, lo que le da vida y lo que ha hecho que sea un sistema educativo con trascendencia: los niños que disfrutan lo que hacen y ven el éxito de su esfuerzo no en números en papel, sino en sonrisas que acompañan a ojos de admiración y comentarios que enriquecen o enfatizan lo que han expuesto.
Pero mi admiración, amor y gratitud no termina aquí. La experiencia de haber asistido a esta presentación se vio reforzada por la plática que tuve con mi hijo, que ahora está en secundaria y que me explicó, de manera muy “Montessoriana” el ADN. Así como si hubiera estado en una clase abierta, así como lo aprendió para una presentación cívica o una exposición de inglés: con gran fluidez y con sus propias palabras, lo que demuestra la comprensión del tema. No memorizó lo que leyó sino que disfrutó dándome la presentación de la forma como lo enseñaron aquí en sus ambientes preparados.
Cuando la memoria del niño es ejercitada durante el trabajo de los Materiales de Desarrollo Montessori, mediante el proceso de la concentración, comprensión y retención, el niño logra desarrollar la capacidad de sacar conclusiones, de encontrar la forma de investigar y llegar a los por qués de cada situación de manera simple, con gusto y con la seguridad de que sí puede y lo hace bien.
A propósito, no he puesto imágenes en esta publicación porque cada uno puede visualizar a sus hijos en las diferentes situaciones y circunstancias que he descrito, porque sus hijos son parte de la magia que resplandece todos los días en nuestro Colegio.