Siempre he pensado que: “Todos los grandes triunfos requieren de una buena base”.
Para mi Montessori fue un hogar; desde primero de casa de niños (kínder) en el ambiente verde hasta sexto de primaria en el ambiente dorado.
Cuando trato de explicarle a alguien como es el funcionamiento básico de Montessori casi nadie lo entiende ya que es algo que sólo viviéndolo se comprende. Dentro de Montessori las cosas se aprenden de un modo distinto, no es simple teoría y práctica para todo. Aquí aprendemos a través de experiencia.
La forma en la que trabajábamos con el material, sentarnos todos los lunes en un círculo para platicar de nuestro fin de semana, de cómo las maestras (que para nosotros no lo eran), eran mucho más que eso; eran nuestras guías, nuestras amigas. De forma que siempre estaban ahí para nosotros.
Para mi Montessori no sólo fue mi escuela, era un hogar, donde podía aprender a mi ritmo, donde no sólo era una alumna más con un promedio, era mucho más que eso.
Ser parte de la comunidad Montessori es ser parte de una familia donde tanto los alumnos, las guías Montessori y los padres participábamos.
No sé cómo mis papás tomaron la decisión de meterme a Montessori pero no tengo duda de que fue la mejor decisión. Estoy agradecida con la base que me dio Montessori que me gustaría que algún día mis hijos formaran parte de esa familia.
Gracias.
Sofía Rubio Ruvalcaba