Límites que ayudan: claridad, precisión y constancia

Cuando es necesario que los niños realicen actividades que son parte de su responsabilidad, no debemos esperar. La instrucción se da una vez y el niño debe reaccionar en consecuencia, de manera responsable y con diligencia y premura pues él sabe que los límites deben ser respetados para su propio beneficio.

OBJETIVIDAD Dar las instrucciones precisas de lo que pretendemos que sea realizado le da al niño una base para comenzar a desarrollar la tarea. Un límite bien especificado con frases cortas le ayudan en el seguimiento de instrucciones: “Respeta a tus compañeros”, “baja la voz cuando estés en el ambiente”. “Habla bajito en una biblioteca”; “da de comer al perro ahora”; “agarra mi mano para cruzar la calle” son algunos ejemplos de formas que pueden aumentar sustancialmente la relación de complicidad con tu hijo.

OPCIONES LIMITADAS En muchos casos dar a los niños una oportunidad limitada para decidir como cumplir sus responsabilidades les hace sentir la libertad de elección. “Es hora de trabajar, ¿prefieres empezar con matemáticas o con inglés?”, “Es la hora de vestirse, ¿te gustaría la playera azul o prefieres elegir el color? Esta es una forma más fácil y rápida de dar dos opciones a un niño para que haga exactamente lo que queremos.

FIRMEZA En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza. Por ejemplo: “Vete a tu habitación, ahora”. “Realiza la tarea del colegio, ahora”. “¡Para!, los materiales del colegio no se lanzan”. Los límites firmes se aplican mejor con un tono de voz seguro, sin gritos pero con firmeza de voz y un gesto serio en el rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no. Ejemplos de ligeros límites: “¿Por qué no te llevas los juguetes fuera de aquí?”; “Debes hacer las tareas de la escuela ahora”; “¿Podrías dejar de gritar?” o “Te he pedido varias veces que hagas tu trabajo escolar”. Serás de gran ayuda para el niño si aplicas un firme mandato. La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario.

REFUERZA EN TONO POSITO Los niños son más receptivos si reciben refuerzos positivos. El niño reaccionará con mejor actitud a la frase “Habla en tono bajo” en vez de “No grites”. La palabra NO indica una actuación inaceptable, pero no explica el comportamiento que se pretende que tenga el niño.

RECUERDA LAS REGLAS Cuando decimos “quiero que apagues el video juegdisciplina ambiente rosao y hagas la tarea ahora mismo”, creamos una lucha de poderes en la que el niño tendrá una actitud defensiva. Recordar cuál es la regla y manifestar la instrucción le da un punto de partida recordándole cuál es su responsabilidad “Los videojuegos son para los fines de semana, hoy es lunes y debes hacer las labores. Apaga el videojuego y comienza tu tarea”

EXPLICA LAS RAZONES Comprender el motivo de una regla ayuda al niño a seguirla. Cuando se aplica un límite, debemos explicar la razón y el beneficio que trae para la creatura; de esta forma los niños generan una consciencia y desarrollan valores internos de conducta.

ALTERNATIVAS INTELIGENTES Cuando manifestemos una instrucción que limite una actividad, podemos darle una alternativa que compense, por ejemplo: “Si tomas este dulce antes de la comida tendrás menos hambre y no comerás todo, pero puedes tomar el postre al final”. Sonará menos negativo y tu hijo se sentirá compensado. Al ofrecerle alternativas, el niño siente que sus deseos y sentimientos son reconocidos y aceptados, pero que hay momentos para poder realizarlos.

CONGRUENCIA EN LAS RUTINAS Una regla puntual es esencial para que pueda ser puesta en práctica el límite, pero es indispensable tener rutinas precisas que se sigan también con puntualidad, la flexibilidad en las rutinas invita a la resistencia y no ayuda a construir hábitos. Dar oportunidades para dar vuelta a los límites variando los horarios y rutinas establecidas, es como aceptar que pueden obedecer según sus deseos.

DESAPRUEBA LA CONDUCTA, NO AL NIÑO  Es de suma importancia dejar en claro que el acto es lo que no te gusta, su conducta es lo que desapruebas, no a él. El mensaje que recibe al escuchar “Eres mentiroso” es destructivo, en cambio “Eso que estás diciendo es una mentira”; el niño comprende que no es malo, sino que está mal lo que hace.

CONTROLAR TUS EMOCIONES LE DA PATRONES DE CONDUCTA La disciplina consiste en enseñar al niño cómo debe comportarse y el ejemplo más cercano lo recibe del adulto que imparte la disciplina; por lo tanto, no podemos ser eficaces si no aprendemos a manejar nuestras propias emociones. Encontrar la calma y tranquilizar los sentidos nos ayuda a pensar y razonar lo que estamos por decir. Somos la guía que él sigue, el ejemplo inmediato.

Como en todo, la práctica hace al maestro. Observarnos mientras estamos impartiendo disciplina nos ayuda a mejorar nuestra forma de transmitir lo que pretendemos que realicen los niños. Escuchar a quienes nos observan nos ayuda a ver lo que no podemos notar de nosotros mismos. La cooperación entre la familia, entre la escuela y la familia, entre los colegas maestros, nos da puntos de objetividad desde ángulos que quedan fuera de nuestro alcance.

Cuando los límites son firmes, claros y constantes, el niño sabe que no puede hacer lo que quiere pero aprende a querer lo que hace.