Como ya es tradición en nuestro colegio, este año celebramos el Día de Acción de Gracias compartiendo los alimentos que los niños prepararon en sus clases de inglés. lMomentos muy divertidos, durante el proceso de la preparación de los platillos, mientras arreglamos los ambientes, cuando llegan las mamás invitadas, y en el momento de disfrutar los sabores del trabajo.
Definitivamente, los niños se quedan con grandes recuerdos y enseñanzas de cada una de las actividades que compartimos, pero sobre todo, pretendemos que una palabra, una sola y simple palabra, tenga significado para ellos todos los días, que AGRADECER sea un compromiso, que decir GRACIAS le de propósito a la convivencia diaria.
Gracias, si bien es una palabra muy corta, encierra un gran poder. En algún lado leí y estoy convencida de que al decirla nos aseguramos que las puertas que se nos han abierto se vuelvan a abrir, que el favor recibido pueda ser repetido. Cuando la decimos estamos reconociendo el trabajo, la ayuda, la importancia que pueda tener lo que otra persona hace por nosotros. No importa cuan pequeño o grande sea la acción recibida, cuando la complementamos con la palabra Gracias, todo toma otra dimensión. Lo que podría pasar desapercibido toma una connotación importante. El reconocimiento inmediato o posterior a una acción nos hace aparecer con un corazón agradecido.
Gracias es la palabra que le da impulso a la energía de la voluntad. Hacer algo y recibir a cambio un simple “gracias” es suficiente para sentir que nuestro esfuerzo vailó la pena y dan ganas de continuar adelante. Dando y recibiendo, recibiendo y dando… así, simple y amorosamente.
¡GRACIAS!