En nuestra era moderna de tecnología donde el humano es abrumado por una gran variedad de herramientas hechas por el hombre, máquinas y otros artefactos artificiales- Los que para el hombre moderno se han convertido en una necesidad de vida- No es tan fácil concebir que el hábitat natural del hombre es el mundo de la naturaleza. A través de la historia de las civilizaciones, el hombre se ha alejado más y más de ese mundo y ahora vive en un mundo conceptual izado por su propia creación.
Casi todos los asuntos de los hombres son conducidos por un entorno de producción económica. No cabe en su mente que el mundo de la naturaleza es lo que realmente soporta su vida y genera las artificialidades que él mismo produce en su entorno.
Esto es muy remarcable en el campo de la educación cuyo propósito de ayudar a los pequeños a aprender del mundo que los rodea, para que a cambio puedan contribuir con su avance económico. Toda enseñanza a los niños trata sobre dar información de niveles abstractos de teorías, reglas, fórmulas, símbolos y conceptos organizados en programas sistemáticos. Esto parece tener apenas relación con las cosas de la naturaleza de donde el hombre los tomó. La naturaleza es la fuente de todo el conocimiento. El hombre en su encuentro con ella ha hecho todos los progresos que llamamos civilización.
La Dra. Montessori lo resume de ésta manera: “En nuestro tiempo entre el entorno civilizado de nuestra sociedad, el niño vive alejado de la naturaleza y tiene pocas oportunidades de tener contacto íntimo con ella.” De hecho, la gente entra en contradicción acerca del valor de la naturaleza en la vida diaria – Es tan así que se ha concluido que los niños se enriquecen jugando en cajas de arena especiales y dándoles el placer de ver animales y aves enjaulados. La sociedad adulta abriga a los niños del viento, lluvia, montañas, arroyos e incluso del pasto, todo lo que es parte de un regalo que nos ha otorgado la siempre generosa naturaleza.
La doctora Montessori continúa: “Cuando lo restringimos, lo degradamos e irritamos con la prisión, el niño mata insectos y otros animales indefensos, y esto nos parece natural. NO nos damos cuenta que su mente ha sido “apartada de la naturaleza” y todo lo que contiene.”
Solo los poetas sienten la fascinación de un riachuelo bajando por las piedritas como lo siente el niño, cuyo entusiasmo crece, ríe y quiere detenerse y tocar con sus manos como si lo llevar él mismo. Nadie que yo sepa, excepto San Francisco, ha admirado al modesto insecto y el perfume de las plantas menos atractivas, como lo hacen los niños pequeños.
Cada infante llega al mundo en cierto estado de dependencia e indefenso, pero esa pequeña mente está llena de energía y poder para tomar todo del mundo que le rodea. No limitemos a nuestros niños. Todo está bien, se trata de ¡VIVIR!
En nuestra era moderna de tecnología donde el humano es abrumado por una gran variedad de herramientas hechas por el hombre, máquinas y otros artefactos artificiales- Los que para el hombre moderno se han convertido en una necesidad de vida- No es tan fácil concebir que el hábitat natural del hombre es el mundo de la naturaleza. A través de la historia de las civilizaciones, el hombre se ha alejado más y más de ese mundo y ahora vive en un mundo conceptual izado por su propia creación.
Casi todos los asuntos de los hombres son conducidos por un entorno de producción económica. No cabe en su mente que el mundo de la naturaleza es lo que realmente soporta su vida y genera las artificialidades que él mismo produce en su entorno.
Esto es muy remarcable en el campo de la educación cuyo propósito de ayudar a los pequeños a aprender del mundo que los rodea, para que a cambio puedan contribuir con su avance económico. Toda enseñanza a los niños trata sobre dar información de niveles abstractos de teorías, reglas, fórmulas, símbolos y conceptos organizados en programas sistemáticos. Esto parece tener apenas relación con las cosas de la naturaleza de donde el hombre los tomó. La naturaleza es la fuente de todo el conocimiento. El hombre en su encuentro con ella ha hecho todos los progresos que llamamos civilización.
La Dra. Montessori lo resume de ésta manera: “En nuestro tiempo entre el entorno civilizado de nuestra sociedad, el niño vive alejado de la naturaleza y tiene pocas oportunidades de tener contacto íntimo con ella.” De hecho, la gente entra en contradicción acerca del valor de la naturaleza en la vida diaria – Es tan así que se ha concluido que los niños se enriquecen jugando en cajas de arena especiales y dándoles el placer de ver animales y aves enjaulados. La sociedad adulta abriga a los niños del viento, lluvia, montañas, arroyos e incluso del pasto, todo lo que es parte de un regalo que nos ha otorgado la siempre generosa naturaleza.
La doctora Montessori continúa: “Cuando lo restringimos, lo degradamos e irritamos con la prisión, el niño mata insectos y otros animales indefensos, y esto nos parece natural. NO nos damos cuenta que su mente ha sido “apartada de la naturaleza” y todo lo que contiene.”