Ambientes preparados con libertad de movimiento desde el interior hacia el exterior refuerzan el empuje de las presentaciones del adulto, ya que las cualidades sensoriales del material en la naturaleza tienen una plenitud que no puede ser duplicada por los materiales interiores, sin importar lo bien hechos que estén. Cuando se está en el exterior, colores, tamaños, dimensiones, están todos en movimiento y vivos, integrales a los ciclos de vida de las plantas volando en la brisa, o los pequeños mamíferos revoloteando de un lado a otro. La Naturaleza constituye un espacio de aprendizaje dinámico e interactivo “para sembrar la vida en el niño, en lugar de teorías”. El conocimiento es encarnado en un medio de cosas vivientes:
No existe descripción, ni imagen en ningún libro que pueda reemplazar la vista de los árboles reales, y toda la vida que se puede encontrar al su alrededor, en un bosque real. Algo emana de esos árboles, los cuales le hablan al espíritu. Las innumerables cantidades de vida alrededor de los árboles, la majestuosidad, la variedad, son cosas que el niño debe cazar, y que nadie puede llevar dentro del ambiente.
La Naturaleza introduce clasificación y diferenciación, ayudando al adulto a establecer profundas fuentes de conocimiento sensorial integrado, el cual es necesario en ambos niveles, preescolar y primaria. Por lo tanto, la Naturaleza facilita la relación del adulto con el niño. Kevin Rathunde, un comentarista e investigador Montessori, se refiere a la naturaleza como un medio para el aprendizaje:
“La razón por la cual María Montessori creyó que era importante ver un árbol real, en un bosque real, o contemplar el cielo en la noche, fue debido a que tales experiencias revitalizan la inteligencia. El interés y la sorpresa que surgen en esos momentos, fueron lo que permitió a la mente del niño lograr el trabajo intelectual. La Dra. Montessori comenta, “El conocimiento que él en ese momento adquiere es organizado y sistemático; su inteligencia se vuelve un todo y completa por la visión de un todo que ha sido presentado al niño.” También les aconseja a los maestros a proceder desde la misma base experimental: “Permitiría la maestra imbuirse por la grandeza de un todo para poder transmitírsela al niño. No es sólo la clasificación de unos pocos detalles lo que es el punto de partida, sino la clasificación del Todo.”
Pero, ¿Qué significa estar “imbuido por la grandeza del todo”? ¿Qué es el todo? El universo. Lo que se compromete en los niveles de primaria es la imaginación del niño- comprometido en la historia desglosada de la vida en la tierra:
“La visión imaginativa es muy diferente a la mera percepción de un objeto, ya que no tiene limites. La imaginación no sólo puede viajar a través del espacio infinito, sino también a través de tiempo infinito; podemos regresar a través de las épocas y tener la visión de la Tierra como era antes, con las criaturas que la habitaban….
Nuestro objetivo es tocar la imaginación del niño, al punto de entusiasmarlo hasta su propia esencia.”
En cada gran lección, el adulto presenta al niño de primaria un todo, al cual es invitado a conectar las partes. Cada gran lección es el descubrimiento de las áreas de conocimiento -disciplinas- que explican nada menos que el universo. Para hacer estas conexiones, el Método Montessori invoca a una imaginación envolvente: esa “pelota llameante”.
El adulto y el niño de primaria están visualizando un todo interconectado. Este curriculum encarnado convierte las llaves abstractas en clasificación sensorial de los todos (y los todos dentro de los todos) a través del adulto, de quien la base de conocimiento es lo suficientemente vasta para planificar y organizar la experiencia. Los guías son narradores, luego, se da un nuevo tipo de encuentro, una reunión con todo un sistema de aprendizaje presentado dentro de un inicio, medio y final de una historia. Un sistema de acercamiento es colocado con una serie de historias de origen, luego el desdoblamiento de las disciplinas, las cuales convergen en un sentido de “misión cósmica” o destino.
EL ADOLESCENTE Y EL ADULTO:LA ENCARNACIÓN DE LA ARMONÍA HUMANA, de David Kahn. Traducción al español de Andrea García