Desarrollar el carácter… formando una estrella de colores

“Inicie hablando sobre los niños cuyas dificultades no eran causadas debido a la naturaleza, pero quienes, debido a que se habían topado con obstáculos en sus entornos, estaban reprimidos. La represión es carencia de desarrollo. Una persona reprimida no puede desarrollarse normalmente. Esto es un hecho que está conectado a una condición del medio ambiente erróneo.

Estas represiones no vienen de los padres actuando conscientemente en contra de los niños, sino de su trato inconsciente. Quieren hacer todo por ellos con el resultado de que el niño no se puede desarrollar porque solo se puede desarrollar a través de su propia actividad.

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El hecho más importante que probamos con experiencia (y es un hecho no una creencia, porque lo hemos visto pasar todo a través de nuestra experiencia) es que todas estas formas de mal comportamiento desaparecen, no con correcciones directas, no con el buen ejemplo del adulto, sino a través de la concentración. La concentración va unida a algunos ejercicios con interés absorbente. Estos ejercicios son generalmente trabajo con algunos materiales que requieren de movimiento de las manos. Cuando el niño está interesado, todas sus potencialidades son absorbidas en su trabajo. Esto es concentración. Una vez que el niño se concentra, todo su mal comportamiento desaparece, igual que la obscuridad desaparece cuando se prende la luz. Es como magia. Debemos darnos cuenta lo que hace la concentración y estar convencidos de que no es necesario corregir todos los defectos del niño uno a uno. Cuando los niños se concentran su personalidad se desarrolla normalmente y verdaderamente se convierten en niños nuevos. Desde este punto el progreso inicia, la personalidad se desarrolla normalmente y podemos ver el fruto de la educación. No quiero decir que los niños repentinamente se vuelven inteligentes, sino que después de este punto el niño se comporta diferente e inicia su camino hacia la perfección, eso es el desarrollo.

El desarrollo debe venir a través de la actividad del niño por sí mismo. Uno no puede desarrollar a un niño de 3 a 6 años con la ayuda directa, porque el desarrollo viene de la persona misma. Si el cuerpo de un niño debe crecer físicamente, debe crecer por sí mismo. Nadie puede hacer crecer el cuerpo de otra persona. De la misma manera un niño debe desarrollarse a través de su propia actividad. La actividad es interna, si las energías creativas del niño de 0 a 3 años están desconectadas, quebradas, la concentración conlleva una nueva conexión que resulta en su normalización.

La concentración no es posible en la familia, la casa no es un lugar adecuado, de tal forma que es necesario prepara un ambiente adaptado para este propósito. Este ambiente debe ser la escuela y debe contener muchas opciones de actividades. Una maestra es necesaria, pero el apoyo real debe surgir del interior del niño mismo.

El desarrollo del carácter viene después de que los niños han empezado a concentrarse porque no se pude tener un carácter, si no se tiene personalidad. No podemos desarrollar un carácter en una persona caprichosa, desordenada e inatenta. Debe haber una reconstrucción interna primero, y después todos los niños tendrán un carácter similar. A esto llamamos normalización. Solo hay una normalización, sin embargo hay un sin número de anormalidades. En esta gráfica, la normalización está indicada por una línea roja. La normalización es maravillosa y hermosa. Los niños normales tienen características que no son comunes, trabajan con interés absorbente, exactitud, paz, felicidad, sentimientos sociales, etc., mientras que antes que hayan aprendido a concentrarse, estos mismos niños eran desordenadas, destructivos, inatentos.

estrella-colores-1Lo extraño es que las travesuras desaparecen después de la normalización, pero también ciertas características que no estaban consideradas como inadecuadas. Ciertas características pasivas que vienen de la falta de actividad, tal como lazos extremos de dependencia de la madre o la nana, una necesidad que es realmente un desorden mental. Muchas cosas que consideramos buenas desaparecen; por ejemplo, una nana que tiene un niño pasivo que solo pide cuentos, que es calmados y duerme mucho, según la nana es un niño inteligente, pero estas características desaparecen, que sean buenas o no, no lo sé, pero desaparecen. El lazo excesivo del niño hacia el adulto desaparece y viene la independencia con un interés en el trabajo. El niño ya no está interesado en los cuentos sino en el trabajo de un tipo u otro. Este interés en historias fue manifestación de la pasividad y por lo tanto desaparece.

Estamos confundidos entre buenas y malas características en los niños. Tenemos la idea de que algunos niños son buenos y otros son malos y que debemos cambiar a los malos por buenos. Queremos tener niños que obedezcan y llamamos a los niños pasivos y obedientes niños buenos. Pero todas estas malas y las llamadas buenas características desparecen una vez lograda la normalización y algo nuevo surge. Estamos tan preocupados con lo bueno y lo malo que no tenemos una visión clara y no podemos juzgarlos correctamente. Debemos tener una demostración de este nuevo tipo de niño, que aleja toda mala conducta y desarrolla la normalidad. La sociedad hoy en día está preocupada por enjuiciar lo bueno y lo malo. Quieren un buen gobierno. Es seleccionado por la gente. Aun así, el gobierno hace muchas cosas malas. Debemos reconstruir la sociedad, porque todos los hombres que forman la sociedad están desarrollados erróneamente. Esta reconstrucción debe surgir a través de actividades del hombre y la construcción normal del individuo. En el niño esto es la reconstrucción de la personalidad y surge por naturaleza. La anormalidad es un problema interno, surge por circunstancias y se empeora cada vez más antes de que surja la normalización, algo misterioso debe surgir dentro del espíritu.

 

 

Por esta parte de la gráfica les he mostrado las desviaciones de los niños normales que llamamos traviesos y en esta otra parte he puesto lo que sucede en el caso del adulto. Las consideramos cualidades en el adulto, a lo que llamamos “pecados mortales”. Debe ser terrible que sean mortales. Es un hecho extraño que todos esos pecados mortales no sean acciones concretas como por ejemplo el crimen no es un pecado mortal, ni el bombardeo de una ciudad. Pecados mortales son características del interior del hombre. No son acciones. Puse una línea negra sobre los pecados mortales que representa una tumba. El hombre está enterrado dentro y no puede salir. Esto arriba representa la vida social normal en donde todos deben ser felices. La avaricia está dentro de la tumba. Los hombres avaros acumulan dinero inútil, no son felices porque no lo usan adecuadamente. La avaricia es una condición interna. Un hombre avaro puede tener una familia feliz pero prefiere su condición pasiva, para poder ser enterrado. Los hombres perezosos serán nada en el mundo, ya que no pueden producir, no pueden tener una visión de hacer grandes cosas, de tal forma que están muertos. Existe envidia y enojo, pena, lo cual es un tipo meramente apático en lugar de ser alguien que nutra a su cuerpo de una manera saludable. Todas estas son cosas de una condición interior y no podemos ver una actividad entre estas características. Estas características desaparecen con la normalización. Esta gente que no se ha desarrollado bien, pierde la buena vida normal de la sociedad. Están muertos, amarrados y apegados a sus defectos. ¿Cómo podemos corregir a esta gente? Si le decimos a un señor: “saca tu oro y ponlo en circulación. Haz el bien. Si usas tu dinero, tienes la posibilidad de hacerte rico”. Pero no podrá hacerlo porque está muerto. Ni el predicar, ni el ejemplo lo pueden ayudar. Su naturaleza no puede cambiar al menos que surja un cambio interior. Este cambio puede surgir a través de una transformación interna.

Hay una sola línea de normalidad. La normal debe surgir de aquí solamente. Debe surgir del interior. El arrepentimiento es como la concentración. Después del arrepentimiento puedes ver que es lo mejor de lo peor y poder entrar en sociedad. Es lo mismo para todos. Una crisis interior es necesaria y después existe la posibilidad de ser mejor y mejor. Es como una nueva vida.

La normalidad surge en los niños a través del fenómeno interior. Este es el fenómeno de la concentración. La concentración está aquí (indicando la gráfica) el arrepentimiento allá. Las dos cosas no son lo mismo. La concentración es la reconstrucción de la personalidad trayendo la habilidad de desarrollarse normalmente.

Sólo la gente puede reconstruir al mundo. Si esta gente está muerta, el mundo será peor. De tal forma que la primera necesidad importante es la reconstrucción interior de la gente y la primera necesidad en la educación es ayudar a los niños, darles las condiciones necesarias y luego esperar por el momento feliz en el que el fenómeno pueda iniciar. Esto no es usualmente considerado en la educación. Usualmente hay sola una instancia en la conducta moral y se espera que los niños se sienten quietos y sean pasivos. No entienden y por ello no pueden hacer nada. Si un niño tiene miedo, nada puede hacer. Si es tímido, es inútil decirle que sea valiente. Si tiene una pena por sus posesiones, es inútil decirle que lo comparta. Estos son defectos internos. La forma usual de la educación moral que trata de corregir tales fallas directamente no ayudará. En su lugar debemos ver hacia una reconstrucción interna de la personalidad.

Dos cosas deben ser consideradas para ayudar a la reconstrucción interna:

1.- ¿Qué es lo que vamos a hacer para ayudar al desarrollo posterior?

2.- ¿Qué es lo que vamos a hacer para apoyar esta reconstrucción?

Mucha gente lo ha llamado conversión después de ver a nuestros niños. Uno de estos fue una gran poetisa. Visitó una casa en ella vivían niños similares a muchos de los que existían en Europa después de la guerra. Eran huérfanos, pobres e infelices. Tenían un gran shock pues se trataba de niños sobrevivientes del temblor de Mesina cuando 200,000 mil personas murieron y sus ciudades fueron completamente destruidas. Todo había sido destruido y estos niños habían sobrevivido entre las ruinas sin padres ni casas. Nadie sabía sus nombres. Estaban más que desesperados, estaban llenos de temor. Lloraban toda la noche. Cuando la poetisa vino a ver a estos niños estaban muy felices, saltaban y brincaban de felicidad. Llevaron a cabo todos los ejercicios de vida práctica con emoción y satisfacción. Disfrutaron de las flores en el jardín y cada amabilidad de su parte era mostrada. Se convirtieron en intelectuales, listos para la lectura, escritura y matemáticas. “Estos son niños verdaderamente transformados”. La conversión es un cambio de la condición humana. Transforma al desanimado, desesperado y al vacío del mundo alrededor. Trae una vida llena de vitalidad. Esta es la conversión más grande y fue clara en estos niños.

Estos niños no eran felices solo porque las hermanas religiosas tomaron el lugar de sus madres y los cuidaban. No fue porque las hermanas hablaban con ellos y les decían, “Yo seré tu madre”. Esto no los hubiera confortado porque los niños eran muy pequeños para poder entender. Nadie los hubiera hecho disfrutar del maravilloso mundo diciéndoles que lo hicieran. Estos niños cambiaron a través de la concentración. Cambiaron repentinamente solo en el momento en que se interesaron en algo. Este interés trajo satisfacción. Esta satisfacción es importante para los niños ya que les da valor. Pasan de satisfacción a satisfacción y la vida social se convierte en maravillosa. Trabajan juntos y son felices. Estas pequeñas actividades los unifican en responsabilidad respecto a su ambiente. No es solo que los objetos sean importantes, sino que el cuidado del ambiente está en sus manos. Así que estos niños pasan de actividad en actividad. Duermen silenciosamente en la noche. Están completamente curados. Nadie podrá hacer esto por ellos sin la ayuda de la vida interior de los propios niños.

Muchos libros fueron escritos sobre estos niños de Mesina, no por mí, sino por otra gente. Deberían de leer estos libros ahora que después de la guerra hay muchos de estos niños. “Una madre Montessori” es un libro escrito en inglés. Este libro muestra que el trabajo de responsabilidad es de gran importancia para los niños, más importante que cualquier otra cosa. Menciona como ejemplo a un niño de tres años y medio que estaba tan triste que no comía su sopa. Era una sopa muy rica, estos niños estaban bien alimentados. Cuando le preguntaron por qué estaba tan triste, respondió “hoy me dijeron que yo podía servir el desayuno, pero en lugar de eso debo comer”. La idea de servir era superior a la idea de comer. Estos niños nunca olvidaban lavar sus manos antes de comer. Cada aspecto de la vida había atrapado su atención. Un día una mujer muy aristocrática vino a visitar a estos niños porque había oído del fenómeno entre ellos, que estaban muy felices a pesar del desastre por el que habían pasado. Uno de los niños se le acerco y estiro sus manos para que ella pudiera ver y ella vino muy espantada y dijo: “estos niños tienen el instinto de un pordiosero, extiende sus manos para pedirme dinero”. Tuve que explicarle que no estaba pidiendo dinero, sino que quería que viera lo limpio de sus manitas. Otra señorita inglesa dijo: “¿por qué estos niños tienen tan buenos modales?, ojala nuestras nanas inglesas pudieran educar a nuestros niños tan bien como éstas”.

Todos estos niños estaban interesados en actividades. Todas estas cualidades surgieron del interés y actividad y su responsabilidad por el medio ambiente. Todo en el ambiente dependía de los niños, a la hora del almuerzo un niño ponía la mesa con mucho cuidado de colocar todo en su lugar correcto. Estaban interesados y satisfechos. Mostraban felicidad al hacerlo. Era hasta cierto punto peligroso por los platos de vidrio, pero su gusto era tal que no podían evitar saltar de gusto al hacerlo. Esperaban a que los demás comieran. Cuando eran meseros, eran perfectos sirvientes. Cuando comían recordaban perfectamente los modales que se les habían enseñado. Recuerdo a un niño de dos años y medio que no podía colocarse la servilleta de tela bajo su barbilla. Se esperó a comer la sopa, hasta que otro niño mayor lo vio y lo ayudó. Fue entonces que comió su sopa. El niño mayor no fue egoísta sino un maestro de sí mismo, que ayudaría a otro aun cuando su sopa se enfriara. Ambos estaban en concordancia. El caso es que estos niños entendían todo lo que tenían que hacer y podían hacerlo por sí mismos. Esta es la característica del niño normalizado. Esta es la reconstrucción interior. No son presas de los instintos comunes. Ellos pueden dirigir sus instintos. Estos eran los nuevos niños.

Lo mismo pasó en todas partes. Los niños se vuelven interesados en algún objeto de trabajo y después de esto el desarrollo surge. Así que si tienen niños inatentos y clases desordenadas, lo único que puedes hacer es algo fundamental. No puedes tener el fruto de la educación donde los niños no tienen la posibilidad de concentrarse. La guía debe primero estudiar cómo puede ayudar a los niños a concentrarse. Esta es la primera responsabilidad. Después de esto es fácil ayudar a que el desarrollo dirija la actividad. Pero la conversión debe surgir primero. Si una sociedad quiere ayudar a los delincuentes, primero debe cambiar su alma e incitar a esta conversión. De otra forma todo lo que hace es formar una sociedad de delincuentes, organizar la delincuencia. Así que hay dos puntos a considerar, la primera es la más difícil pues es uno mismo quien debe convertirse y tener esta idea de sí mismo. Creer en ella para aplicarla.”

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