Voluntad, promesas: Compromiso

Comparto con ustedes una conferencia sobre VOLUNTAD, dictada por María Montessori.  La ilustran imágenes de niños de tercer grado que se encontraban trabajando en un tema titulado  “Compromise, now and here”.  

Compromise-1<Es una pregunta inmensa, esta pregunta de la voluntad y su relación con la educación moral. Creo que estamos en un laberinto en cual sería interesante adentrarnos y después salir pero para hacerlo necesitamos de mucho tiempo. Me gustaría citar un enunciado de Dante ya que he citado un proverbio. El proverbio dice, “voluntad es poder”, y Dante en su verso dice “vuolsi cosi cola dobesipuote cio che si vuole”, “es de mucha voluntad ahí donde (con Dios) es poder de hacer eso que se ha deseado. Para señalar donde el omnipotente esta como parece una cualidad propia para el omnipotente tanto que para distinguirlo Dante dijo “la dove si puote cio che si vuole”, donde hay poder para hacer lo que se desea. Los hombres voluntariosos no pueden hacer todo lo que desean. Podemos referirnos al pasado y reducirnos al limites modernos tanto que juntos con este gran enunciado “voluntad es hacer”, siempre enunciamos que le hombre es débil, es limitado, es frágil. El hecho de esta contradicción no sería una razón para discutir o para la destrucción de uno de los partidos, porque frecuentemente en una pregunta compleja la verdad recae en un tipo de combinación entre los dos extremos visibles y como tal viene a ser tomada por las masas que tienden a simpatizar con extremos u el otro. Pero en cualquier caso es posible discutir en un terreno más estricto que el que dice “voluntad es poder”.

Compromise-2Los psicólogos analizan la voluntad. Ellos dicen “voluntad es ciertamente una actividad, un acto voluntario es un acto de actividad, esta actividad puede resultar de una decisión entre varios motivos, en lugar de hacer una cosa, se hace otra, y frecuentemente estos motivos luchan violentamente dentro de nosotros. Específicamente si son considerados hechos de una naturaleza apasionada”. Después este poder de voluntad será relacionado con preguntas morales en esta discusión. En cualquier caso en general podríamos decir esto: que en las actividades voluntarias existen, sino una lucha, por lo menos una opción entre motivos que inducen a logros de un hecho, y si debe haber un impulso para lograr otro hecho diferente de eso decidido de acuerdo a la lucha del motivo, entonces es necesario saber cómo inhibir la acción que no debe ser lograda que no fue elegida. Las inhibiciones forman parte de este mecanismo. Y después existe esta voluntad interna que consiste no mucho en dirigir movimientos externos más bien hacia la atención de un motivo u otro.

Pero el problema de la voluntad viene debajo del tema de la decisión. Todo depende en lo que el hombre decida hacer y haga después de su decisión. Es esta decisión la que tiene gran valor en toda la vida del hombre. Pero esto va más allá al campo de la vida moral.

La pregunta de libre voluntad consistiría en esto, si el hombre puede o no decidir entre los motivos de los hechos o sin en vez es dirigido por factores externos o internos pero no voluntarios (en el sentido que lo entendemos) para lograr un hecho; pero el hecho está ahí, ese es el punto.

Ahora veo la voluntad diferente de esto. Si consideramos el fenómeno social del cual dependen o están en conexión con la voluntad podemos notar como base fundamental que los productos del trabajo y del orden social están construidos en este hecho: la continuidad de una acción definitiva. Por ejemplo, labor social existe porque el hombre puede trabajar constantemente; la familia existe porque la constancia en el afecto es posible; el hombre tiene un valor moral mientras que sea constante a sus promesas. Es la continuidad la que forma la parte fundamental de los productos de la voluntad del humano; tanto que los que posicionamos la voluntad en conexión con el carácter dicen que él es un hombre de carácter que se mantiene constante en su trabajo, el que sigue sus promesas, el que no varía en sus afecciones y al contrario el hombre cambiante, el que no es constante, el que tiene falta de carácter.  Compromise-3

Los psicólogos para explicar de una manera primordial el mecanismo de la voluntad tienen recursos para esas especies de área, las cuales sirven para llamar a las ideas. Cuando afuera de puro reflejo, es decir cuando el movimiento no sigue la sensación en una forma mecánica e inconsciente, los otros movimientos son voluntarios, la voluntad es llamada a jugar cada vez que hay movimiento. Este es un hecho primitivo; después en la autoformación sucesiva de la mente sucede que la construcción es formada en el reino de las sensaciones en relación a las ideas, porque existe el fenómeno de la memoria que permite a las ideas persistir por cierto tiempo definido y es eso lo que explica lo que podría ser llamado la construcción intelectual, porque a través de la memoria las sensaciones son reparadas y las ideas son asociadas y se quedan.

La memoria también guarda en relación a los movimientos no nada más en relación a las sensaciones. Un movimiento logrado se vuelve más fácil en las repeticiones al punto de casi ser mecánicas, el cual en la antigua psicología era llamado el hábito de actos voluntarios.

La memoria da un fenómeno de la continuidad – la continuidad de imágenes- su presentación en el reino de la consciencia. Es esto lo que permite la formación de un contenido mental completo, porque las imágenes no fueron preservadas, la mente no pudo construir: un hombre seria reducido a un ser puramente sensorial- siendo capaz únicamente de percibir lo que momentáneamente cae en sus sentidos, y tendría a cada momento que repetir el experimento como si fuera la primera vez que lo hiciera. Ahora en el reino de la voluntad debemos reconocer un fenómeno análogo de continuidad, sin el que el hombre moral no se puede formar a sí mismo. Una actividad debe ser formada tratando de formar ciertos actos determinados y formados, para que pueda ser posible repetirlos con continuidad.

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Sería nada definir y seleccionar acciones, si no hubiera continuidad al realizarlos; y la importancia de la selección y de la determinación está constituida por un hecho más primitivo y fundamental que es la capacidad de continuidad. Si esto no existiera, la decisión, la selección serian casi inútiles; el hombre continuamente tiene que decidir, seleccionar, nuevos actos y respecto al carácter y moral no existiría; ni la sociedad humana podría ser construida con tales hombres como la mente no podría ser construida en el que tiene solo percepciones y no memoria para la preservación. Cristo también señala la perseverancia como una manera de salvación, “el que dure hasta el final se salvara”.

Admitiendo esto, que el carácter fundamental de la voluntad consiste en la posibilidad de persistir en las acciones, considerando a la persistencia como un factor fundamental, como una característica fundamental de la voluntad, debemos considerar todas las otras características que están citadas como detalles de estas. La actividad lista, la selección entre motivos; la decisión en base a las acciones, la capacidad de inhibición son hechos de hechos voluntarios que toman su valor dela existencia de esta fundación.

Si esto se reconoce, el primer paso en la educación de la voluntad debería ser la de incitar al individuo a persistir en una pieza de trabajo, ayudándolo a terminar completamente una pieza de trabajo y persistir en ella. Esta es una característica fundamental sin la cual el primer grado de la voluntad no existe, como se entiende en el sentido que se debe tomar en consideración la educación que prepara al hombre para la vida social.

Ahora este es un punto muy importante de educación; realizar, por ejemplo, que el pequeño niño logre una labor y repita la labor tanto como pueda. Nosotros, de la experiencia, hemos sabido que este es el primer paso de la construcción interior de la vida psíquica; pero guiar al niño a que persista en las acciones y reine en la construcción fundamental de su voluntad, es necesario que estos actos correspondan a las aptitudes, y a impulsos instintivos de formaciones internas según hemos visto hablando de atención:

Si deseamos guiar al niño en acciones seleccionadas por nosotros arbitrariamente- para un orden, nuestro trabajo seria en vano. Debemos desear invocar a la voluntad del niño a seguirnos: esa voluntad que hemos prevenido a que se organice a sí misma.

Si nosotros deseamos guiar a un niño a lograr n acto y repetirlo, si todo esto representa el primer paso en la construcción de su voluntad, no debemos voltear a su voluntad la cual todavía está en auto organización, y tampoco debemos pedirle que haga justo lo opuesto de lo que es necesario para su organización- es decir que el niño interrumpe lo que es en el acto de hacer solo para obedecer a nuestra voluntad.

Y aquí nos encontramos cara a cara con el problema: si no somos nosotros los que impongamos este primer acto sobre el niño, entonces ¿qué lo impondrá? Debemos tener recursos para una fuerza interior, para el instintivo impulso del niño, el cual lo guía a realizar una labor definida, este impulso de que Dante también hablo, para explicar para comparar lo que sucede en la formación primitiva de la mente.

Las primeras ideas y los primeros motivos llegan al hombre como los instintos de hacer miel de las abejas, y los primeros incentivos deben tener el mismo origen que los primeros incentivos que tienen los seres vivos, como si no existiera nada todavía, la creación por si misma puede iniciar existencia. Por eso para poder guiar a un niño para que construya estas bases fundamentales de su vida, debemos buscar sus primeros anhelos para sacarlos; si el trabajo se cumple y más aún, si se repite, esto nos debe satisfacer, ya que las abejas hacen miel y el niño se construye su propio ser interior sobre las líneas que le son posibles porque “él puede hacer eso que desea solamente ahí” pero el hombre es tema de las leyes que definen sus limitantes.

Los ejercicios que nuestros hijos realizan, espontáneamente quedando en un trabajo, contienen todos los elementos que los psicólogos consideran los elementos fundamentales en la formación de la voluntad. En realidad los niños están activos porque están trabajando, deben continuar eligiendo y hacer esto como un ejercicio contemporáneo a ese de la actividad; a cada acción debe decidir lo que deben hacer y están obligados a continuamente inhibir actos definitivos. Por lo tanto existen ejercicios a los que se les puede llamar ejercicios inhibidores: por ejemplo, cuando los niños deben caminar y escuchan que sus movimientos hacen ruido, deben inhibir estos movimientos. Por lo tanto desarrollamos la actividad del intelecto en todas las acciones del niño y lo dirigimos a un ejercicio que consiste en la elección de ciertas acciones y en la inhibición de otras, para que todas las cosas que son elementos o detalles de la voluntad existan en un continuo y ejercicio incluyente (como en los detalles de un todo) en el hecho de que es fundamental para persistir en el trabajo. La perfección de estos detalles de la voluntad vienen en el progreso de los ejercicios educativos realizados por el niño porque mientras más claras son sus percepciones en relación a las cosas, más rápido y cierta será la elección, mientras más continúe sus actividades más fáciles se hacen los ejercicios que la maestría de las acciones; mientras más acostumbrado este el niño a tomar decisiones construye más el poder de la atención, el niño realiza estos continuos ejercicios de atención.

¿Entonces cuáles son las objeciones realizadas a tales conceptos sobre las bases de otros métodos educativos? Si no, ¿De qué otros modos podríamos educar la voluntad? Señalemos los otros métodos que existen para educar la voluntad. Deseamos que el niño por un esfuerzo de voluntad, deba hacer las cosas que creemos correctas, y tenemos fe en su voluntad y se vuelve única, y la voluntad del niño debe dirigir al niño a tener características como las nuestras y para conquistar estas características que son naturales a su niñez y que creemos malas. Es decir que nos gustaría que siguiendo nuestro orden y no de acuerdo a su propia formación interna el niño debe convertirse en un hombre.

Compromise-4En cuanto a la dirección de nuestro orden están principalmente guiadas por ideas de oportunidades externas en relación a nuestro bien como adultos individuales. La cosas principales que pedimos a los niños son: que se estén quietos, que no sean caprichosos, y que no diga mentiras; por que las características inútiles que encontramos en la primera infancia son estas: el niño se mueve de un modo desordenado y toca todos los objetos, y no tiene una dirección continua en su voluntad, entonces es caprichoso, y que no es veraz en sus declaraciones. Ahora ya sabemos de nuestra experiencia que el niño no debe estar quieto sino ordenar sus movimientos, y que el niño hace movimientos desordenados porque aún no los pone en orden, hace los intentos de uno, quien no nacido dotado de esta manera de moverse por sí mismo, debe aprender por experiencia y tratar por movimientos desordenados de encontrar el camino del orden; y cuando toque todos los objetos sabemos que por encima de todo está explorando el ambiente externo así como si se poseyera de él. No solo experimenta en el ambiente el sentido del tacto tocando todo, también la vista y el oído atrayendo su atención que influyen en los estímulos relativos que existen en el ambiente. Pero hasta que el niño escucha y ve no le da al adulto una mala impresión pero solo cuando lastima nuestros derechos, esto quiere decir cuando hace sus experimentos motores y sensoriales por medio de estos mecanismos fundamentales de la vida nerviosa, tocando todos los objetos a su alrededor. Si el niño haciendo sus experimentos desordenados recopilando estímulos visuales y auditorios del ambiente quisiera lastimar el confort de nuestra existencia de cualquier modo deberíamos registrar otras categorías de “travesuras” infantiles y deberíamos de ciertamente tratar de asaltar la voluntad del niño y apartarlo de dichos experimentos, así como tratamos de alejarlo de lo táctil y motor, repitiéndole, “estate en paz. No toques. Obedécenos. Así como no ser travieso.”

Me parece claro que el único método de mantener a un niño quieto es enseñándole movimientos ordenados y satisfacer su necesidad del sentido táctil junto con las necesidades de los demás sentidos, ayudándolo a tomar lo que el ambiente le puede dar y tomarlo del ambiente de forma ordenada, porque por medio del orden construye su mente. Para no encontrar al niño que se está quieto, que se retira del mundo siguiendo nuestra invitación y el llamado de su voluntad, pero encontramos al niño que toma lugar en el mundo de un modo adaptado a sus actividades.

Así el principio de responder al niño cada desorden con una oferta en vez de un reto, con un objeto en vez de un llamado a esa voluntad formada el cual suponemos que ya existe aunque la experiencia nos dice que si no existe, forma parte de la educación práctica.

En cuanto al no decir mentiras, la mentira es reconocida en el niño como una especie de característica infantil debido al hecho de que el niño tiene percepciones inexactas, y debido también a debilidades mentales, como por ejemplo existe la mentira de la persona histérica que dice mentiras de una especie de características de debilidad mental y así como hay una característica de debilidad mental del niño por el cual no teniendo percepciones exactas, teniendo pocas o ningún poder de lógica y también no teniendo los grandes medios de defensa recurre a la mentira. Y como ha sido encontrado en el testimonio judicial de niños dados de buena fe han dicho mentiras, se ha reconocido que la mentira es frecuentemente debido a una percepción imperfecta de las cosas en la niñez.

Ahora una manera de corregir esta mentira no será decirle al niño, “no digas mentiras,” dirigiéndonos a su voluntad interna; para que el niño no diga mentiras debemos ayudarlo para que esta percepción sea lo más clara posible y que puede tomar del ambiente y especialmente de nosotros todo lo más verídico y autentico que pueda haber en la verdad. Pero si pensamos que el niño se va a auto corregir de mentir mientras que nosotros le damos falsas percepciones en educación cuando por ejemplo le damos al cubo el nombre de caballo, o al juguete del nombre de un ser imaginario, solamente continuamos llevándolos por un camino que lleva al niño rápida y naturalmente a una falsedad; y para corregirlo no tenemos que decir “no digas una mentira,” si no darle una educación especial a su mente llenándola de claridad y verdad.

En cuanto a los caprichos del niño, es exactamente la característica de uno al cual su voluntad a un no se ha formado; es en esta aptitud fundamental para la continuidad de los actos, como ya dije, existen los cimientos. Existe el cimiento. Capricho, inconstancia, son manifestaciones de la voluntad desorganizada, como los movimientos desordenados son manifestaciones de motilidad aun no coordinadas. En estas enfermedades de la voluntad del adulto-como en el histérico-encontramos inconstancia: esto quiere decir que lo que aún no ha sido formado y en lo que está siendo destruido existe una similitud en la manifestación. ¿Pero cómo respondemos cuando el niño muestra por inconstancia que necesita ejercitar su voluntad en ciertos actos constantes y continuos que lo puedan organizar? Nosotros lo castigamos, pensando que eso lo puede corregir de su falta y hacerlo que milagrosamente aprenda eso el cual no lo ha sido.

En cuanto a nuestra apariencia hacia el debemos preguntarle al niño si fuese posible después del juicio que haga. Imaginemos a un niño que fue un poco consciente con lo que pasa dentro de él de acuerdo a lo que dicta su naturaleza. Tiene bondad y el buen impulso que desea ordenar sus movimientos y trata de hacer algo y ve el objeto que le ayudara hacerlo pero el adulto lo aleja de él, quizá desee vestirse solo, pero es lento en este trabajo, es torpe: se encuentra al adulto que lo previene. Podrá decir: “¿Por qué me alejas de él, que estoy haciendo mal? Lo que haces es caprichoso.”

En las escuelas de niños pequeños las lecciones duran diez minutos y luego es seguida por una pausa o cambio de lección; en cambio nosotros vemos por experiencia que el niño puede estar hasta una hora o una hora y cuarto en el mismo trabajo. Por lo tanto, cuando después de diez minutos el niño casi ha comenzado su trabajo el adulto lo interrumpe y lo hace pasar a otro trabajo. El podrá decir: “¿Por qué cuando estoy trabajando me interrumpes y me haces pasar a otro trabajo? Eres caprichoso.”

Y la acción del adulto se convierte en más crueldad que en capricho cuando espera que el niño le obedezca en movimiento y le obedezca en la maestría de sus movimientos cuando quizá nos diga “¡Pues exactamente lo que intento hacer es ordenar mis movimientos! ¿Cómo puedo responder como un acto de voluntad si tú me impides que yo haga lo que es exclusivamente necesario para que mi voluntad se forme? ¿Cómo puedo responder a tu orden de obediencia a mis movimientos si tú me impides que me haga capaz de moverme en una forma ordenada?”

Lo mismo sucede cuando el niño desarrolla sus sentimientos y desea quedarse cerca de su madre, pero siendo esta la hora de caminar lo manda afuera. El niño puede decir: “¿Qué?, te quiero. Yo quiero estar contigo, ¿y me pides que me salga?”

En Quo Vadis hay una escena que me hace pensar mucho en lo que sucede con los niños: hay un esclavo que ama a Petronius; Petronius desea presentarle al esclavo a su amigo. El esclavo que ama a Petronius le ruega que le permita quedarse con él. Petronius piensa que esto es impropio de un esclavo y le ha dado 25 latigazos con un látigo. Al día siguiente él le pregunta: “¿Te sirvió el castigo?” y entonces ella se acerca a él rogándole que la mantenga cerca de él.

Frecuentemente respondemos así a una malentendida explosión de amor en el niño, le decimo “ve”, y le damos algo que para el corresponde a los 25 latigazos y sin embargo regresa a decir, “déjame quedarme a tu lado”.

Esto no previene nuestro intento de cualquier modo por lograr el desarrollo del afecto del niño. La abnegación que reclamamos del niño en todos estos casos no es un impulso a la educación de su voluntad. No es un esfuerzo de voluntad el que desarrollamos en el niño cuando en este caso le decimos: “Renuncia a tu impulso y haz lo que te digo,” porque tu pretensión arbitraria con respecto a las necesidades de la infancia tiene efecto en el niño de capricho tirano, que lo impide desarrollarse de aquello que debe desarrollarse, que ha de completar su evolución, para ser su ejercicio.

Quizá la entrenadora de bestias salvajes desarrollo la voluntad del león abarcando con él una jaula para prevenir su movimiento y luego le hace moverse. Y cuando aquel que le es imposible moverse responde gruñendo el entrenador dice: “La bestia salvaje es feroz, fea,” y lo golpea para calmarlo, quizá ha educado su voluntad y creado bondad en él.

Así cuando impedimos en el niño todas sus actividades espontaneas y demandamos que debe actuar como si hubiesen sido desarrolladas, y después si responde rebeldemente, decimos que es grosero, y nos debe gustar que su bondad consiste en reprimir lo que sería su naturaleza con el fin de prestar atención a nosotros, no estamos educando la voluntad del niño, pero buscamos domarla.

Ahora Sabemos que la creatura domada ha perdido sus características naturales y ha caído en un estado degradante de esclavitud el cual lo empobrece. Las bestias salvajes domesticadas han perdido sus características y los esclavos se han acobardado como una señal interna de sus almas y no los dones más altos que ennoblecen al hombre. El remedio en el seguimiento de los caprichos de su dueño destruido dentro de sí mismo las cualidades del hombre: el aniquilo su propia voluntad. Así que debemos temer lo que pueda suceder con el niño en el desarrollo de su voluntad. Él no tiene un director real en el que le dice, “haz esto,” porque si el director no sigue ciertas líneas definitivas que son las líneas naturales es un hombre caprichoso, es un tirano, no un director.

Uno de los hombres que ha dado mayor prueba de la fuerza de voluntad es Víctor Alfieri, víctima de los caprichos de una dama que lo hizo perder su tiempo llevándolo con ella a entretenimientos de la sociedad, por ejemplo el teatro, a conversaciones, etcétera, y así lo hizo, dirigiendo sus actos con cierto capricho. Ahora Víctor Alfieri que fue un hombre de gran fuerza de voluntad, cortejo a esta dama, sintió, sin embargo, que siguiendo a esta mujer perdió mucho de su poder volitivo, que quiso conquistarse a sí mismo solo en esto, porque sintió que si se casaba su voluntad tendría que seguir los caprichos de esta dama en vez de sus propios impulsos. Después era ese Víctor Alfieri encerrado en la casa, se cortó la cabellera sin que en su tiempo no podía salir sin el ridículo, y se amarro al brazo de una silla, tan fuerte era la atracción hacia esta mujer; es decir que sin salir de su casa para proteger su voluntad. Y después de llevar esta vida por un tiempo, que demostró la gran fuerza de voluntad, pensó en estudiar y dijo; “lo hare, ciertamente lo hare.” Después empezó a estudiar y se convirtió en el hombre celebrado que todos conocen, el cual su celebridad tiene grandes raíces en la voluntad. La fuerza de voluntad de Víctor Alfieri fue por la defensa de su propia grandeza.   Mediante el establecimiento de sí mismo a una constante, preservando el trabajo que desarrollo sus talentos latentes como poeta: esta es la fuerza de voluntad que admiramos en él. Pero de acuerdo a las ideas que mantenemos en el tema de educación de los niños que no debemos admirar a Víctor Alfieri, quien sacrifico su genio latente para seguir los caprichos de una mujer.

Se puede decir que Víctor Alfieri hizo un esfuerzo de voluntad renunciando a su impulso interno de genio, que lo hubiese hecho un poeta, o a quedarse en el teatro de caja o en un banquete y que haciendo una serie de renuncias se demostró a si mismo que es un hombre con fuerza de voluntad. Pero el sintió que en esta serie de renuncias el rompió su voluntad, perdió lo verdaderamente bueno que poseía y entonces se presentó a sí mismo al tirano que deseaba someterlo.

Después deseamos poder desarrollar la fuerza de voluntad en los niños, debemos tener una guía que no sea nuestro capricho y también tener como un estándar de oro este hecho fundamental, que la voluntad se fortalece, se desarrolla ejercitándose con acciones continuas; y en el periodo de la formación del niño con el ímpetu de esta labor continua debe tener un incentivo en su actividad natural, en sus tendencias que lo llevan a la formación de su personalidad. Por lo tanto, no es un mandato pero una ciencia que debe dirigir hacia ayudar al niño en la formación de sus poderes volitivos. Si deseamos admitir que estos métodos para poner orden en la personalidad interna del niño y para hacer al niño permanecer constante en su trabajo son más practico que los otros métodos que están simplemente limitados a dar órdenes al niño, este principio puede al menos ser establecido en la educación temprana, es decir en el periodo de formación de la personalidad del niño. Primero el niño debe ser formado, esto debe ser ciertamente el punto de partida. En cuanto a la educación de la voluntad, en los años siguientes cuando ya no haya estos impulsos instintivos como base de trabajo, esos es cuando el individuo ya es formado en sus actividades primordiales y está en un periodo más avanzado en el cual no solo debe seguir sus propios impulsos sino necesidades externas, ¿Qué sucederá? La objeción de mucha gente es la siguiente: ¿si los niños pequeños están acostumbrados a seguir sus impulsos que sucederá después si siempre siguen sus impulsos? Estos niños harán nada más que seguir sus impulsos y serán dominados por ellos.

Mientras tanto para que el niño pueda continuar actuando por su fuerza de voluntad es necesario que esta voluntad sea formada y fortalecida. Para fortalecer esta voluntad es darle una fundación a la construcción, construir una voluntad en el niño, el mecanismo de esta voluntad es prepararlo para que sea sucesivo. Las preparaciones no son siempre directas, sobre todo en el fenómeno de la creación, en el fenómeno de la formación. No esta ha dicho que para dirigir a un hombre para que después haga lo que no es de acuerdo a sus impulsos debemos darle la práctica de su infancia en adelante conquistando sus impulsos innatos; porque impulsos innatos en el niño son los impulsos que tienden a consolidarse y a formar su personalidad. De manera que solo cuando esta personalidad se ha formado y organizado será capaz de hacer otras cosas y de adaptarlo a las necesidades eventuales. El niño tiene como tarea la formación del hombre, el desarrollo de sí mismo-esta es su producción. Entonces el hombre debe producir alrededor de sí mismo. El hombre y el niño son diversos y uno prepara al otro, pero no tiene las mismas leyes que el otro. La mejor formación del hombre existe en la mejor formación del niño, pero los mejores niños no son los que se parecen al hombre. Casi toda la forma de desarrollo es indirecta. Empecemos con la primera creación del hombre. No hacemos un hombre estudiando anatomía y después construyéndolo, pero el primer signo de que un hombre nuevo será nacido es un sentimiento dicho por los poetas; es un sacramento de acuerdo a la religión, es la institución social fundamental de acuerdo a las leyes civiles.

Compromise-5Cuando el hombre nace se debe preparar para caminar, y no esta en ejercitar sus piernas sino en seguir de la mejor manera sus tendencia naturales, por ejemplo durmiendo y tomando buena leche. No cabe duda qu/pe el hombre se prepara para caminar de esta manera. Lo cierto es que si estuviese dicho que el hombre para aprender a caminar debe aprender a dormir y comer, debemos reírnos, pero sin duda en un cierto periodo de la vida del hombre, así como aprender a caminar, no debe hacer nada más que comer y dormir.

Por lo tanto con el fin de que el niño crezca más alto sin duda no es necesario jalarlo de los pies y la cabeza, pero es necesario alimentarlo y tenerlo en un lugar con buenas condiciones higiénicas. De modo que el niño en un ambiente lleno de causas de infección no puede caer presa de la enfermedad, ¿qué se puede hacer? Que dentro de lo más posible debe crecer en buena salud, que no debe enfermarse dentro de los primeros periodos de vida, cuando estas enfermedades serán fatales para el sano robustecimiento de su cuerpo. Nadie piensa en educar al niño en no enfermarse, haciéndole caer enfermo artificialmente poco a poco con muchas pequeñas enfermedades mientras que era de tierna edad pensando que por lo tanto debe ser capaz de enfrentar muchas infecciones en el ambiente salud lo que le puede permitir conquistar la enfermedad.

Ahora en la vida interior hay un periodo formativo por lo que puede ser utilizada más adelante y si en este periodo de formación, la propia formación debió seguir sus líneas naturales, será organizado en la mejor forma posible, esta organización interna estará más lista para los encuentros con obstáculos en el ambiente y para conquistarlos.

Esta pregunta es muy complicada y para desarrollarlo de manera convincente ciertamente esta plática no es suficiente; pero esta indicación quizá te acompañe en el experimento de la educación de los niños con este método, teniendo como meta esos fenómenos de la vida interior que se está desarrollando y la organización de la voluntad. En mi libro también trato de ilustrar esta pregunta en el capítulo de disciplina el cual no tengo tiempo de desarrollar aquí.

En realidad se puede decir a esta pregunta que estaría bien hablar de ella otra vez el día de mañana, especialmente después de tener experiencia y la comparación entre varios métodos de educación desde este punto de vista.

Una de las grandes quejas de hoy por los pedagogos en todos los congresos es la falta de carácter en los escolares, la falta de actividad, la falta de espontaneidad en trabajo, etcétera. Ahora quizá ya se puedan convencer educando a niños pequeños con este método, esa decisión, voluntad y carácter están formados espontáneamente por los medios que le damos y sobre todo la persistencia en el trabajo. Ciertamente no podemos reclamar a ese hombre que aprenda a decidir cuándo siempre decidimos por él, que puede aprender a estar activo cuando lo acostumbramos a la inactividad, que puede ser rápido en su elección cuando le dificultamos el elegir porque deseamos elegir nosotros mismos.

Y al mismo tiempo que estás haciendo estos experimentos y estas comparaciones, yo también debo estar trabajando para desarrollar esta idea.<

Los niños lo entienden, lo aplican pero necesitan de nuestro ejemplo y sobre todo, de nuestro compromiso contante, presente.