Dar a luz y nutrir.
Hacer sin poseer.
Dar sin esperar nada a cambio.
Para crecer, más no para controlar:
Esta es la misteriosa virtud.
Los padres y los profesores vienen a Montessori por muchas razones diferentes. Al inicio, probablemente tendrán diferentes ideas sobre lo que es Montessori, sin embargo, al finalizar el ciclo, se dan cuenta de que Montessori no es un complemento de algo más, Montessori no es la combinación perfecta de un pensamiento constructivista. Montessori no es el seguimiento de una moda humanista, ni de una educación vanguardista. Sabemos que la libertad se obtiene a partir de la responsabilidad y que las normas de buena conducta y los buenos hábitos, son la mejor rutina para ser la base de un orden exterior que se reflejara en un orden interno. Libertad y respeto.
Montessori es Montessori.
Conocemos la fortaleza de nuestros Materiales de Desarrollo y así esperamos que el rendimiento académico en el niño siga avanzado.
Sabemos el potencial de la Educación para la Paz que tiene Montessori, por lo que estamos decepcionados cuando encontramos a niños que no tienen paz.
Somos conscientes de la sociedad por cohesión que se puede desarrollar en un aula Montessori, por lo que nos sentimos desanimados cuando los niños son hirientes o excluyentes entre sí.
Nuestras expectativas son más elocuentes que las palabras.
Apreciamos las áreas académicas, por lo que hacemos hincapié en nuestros programas y en la aplicación del método. Así, nos encontramos con un salón de clases que ofrece áreas académicas fuertes, porque nosotros y los padres estamos enseñando a los niños a partir de esas expectativas. Valoramos la tranquilidad y la auto-dirección, y así atraemos a maestros y padres que la valoran también. Terminamos con aulas pacíficas.
Enseñamos lo que amamos y así obtenemos más a cambio.
Cuando somos capaces de dar un paso atrás sobre nuestras propias expectativas y ver el salón de clases de la forma en la que el niño lo hace, con un sinfín de posibilidades, cada una igualmente valiosa, volvemos al estado natural del niño. Cuando confiamos en cada niño, aunque es diferente en sus puntos fuertes, sin duda, será notable que encontremos en cada niño, un ser excepcional. Si somos capaces de dejar a un lado nuestros deseos y logramos vivir y enseñar de manera sencilla y conducir sin tratar de controlar, nos puede sorprender un mejor logro de la más alta de nuestras metas.
“La educación exige sólo esto:
usar la energía interna del niño,
siguiendo sus propias instrucciones”
María Montessori.
29 años de Montessori en Cancún
Orgullosos de ser MONTESSORI AMI