Salud femenina para niñas
Gabriela Garza.
Nos encontramos en tiempos en los que, como seres humanos, podríamos cambiar la dirección de mucho de lo que está sucediendo en el mundo. Para lograrlo, requerimos de una visión amplia e informada pero sobre todo debemos creer en nuestra propia grandeza. Las mujeres son definitivamente la base de la sociedad, al ser ellas el centro del núcleo familiar alrededor del cual giran todos los demás miembros de la familia.
Es incalculable el número de mujeres que se realizan procedimientos invasivos o dañinos so pretexto de mejorar su apariencia o calidad de vida, en la mayoría de los casos, estos procedimientos tienen resultados que van en contra de su salud. Por otro lado, también es necesario estar cada vez más consciente de lo que el cuerpo avisa y al notar alguna variación significativa en sus funciones es necesario pedir una opinión médica al momento de que esto ocurra.
Es importante transmitir a las mujeres, comenzando desde la infancia, toda la información que les haga tomar consciencia de la grandeza de su ser y de ahí, poder decidir de manera inteligente sobre su salud, relacionadas conscientemente con su cuerpo de modo que entiendan todos sus misterios y se responsabilicen por reconocer que “Una persona sana genera salud a su alrededor”. Este conocimiento es de gran ayuda para mantenerse al margen de la influencia de la mercadotecnia y de la presión social.
La maravilla de ser mujer
María Montessori expresó que para poder cambiar a la humanidad, debemos comenzar con el niño, es por eso que comprendemos que si queremos sanar la naturaleza femenina desde la raíz, debemos comenzar por las niñas, guiándolas a encontrar en la sutileza de la comunicación el reconocimiento y valoración de su naturaleza femenina.
Debemos sembrar en las niñas, mediante un acercamiento comprensivo, una sensibilización hacia la búsqueda del bienestar, aprendiendo del poder transformador del que son capaces las mujeres para desarrollarse como seres libres y autónomos.
La anatomía femenina es un asombroso conjunto de órganos que manifiestan cambios durante los diversos períodos de desarrollo de la vida. El cuerpo femenino es un territorio que debe ser explorado en aceptación, siempre desde la capacidad de maravillarse que tienen los niños. No estamos hablando de simplemente nombrar las partes que la constituyen, sino de concientizar la experiencia de conocer la estructura de su cuerpo y los diferentes órganos con sus funciones, en el entendimiento de la armonía que se requiere para que todos sus componentes se relacionen con vitalidad.
Podemos amar solo aquello que conocemos
Desafortunadamente, muy a menudo, la sociedad en la que vivimos nos lleva a perder el sentido común y a vivir desconectados(as) de la realidad, fuera del presente; cada vez es más difícil describir lo que nuestros cuerpos realmente sienten. Como resultado, muchas veces se vive en la angustia que provoca el no poder integrar todas las piezas del rompecabezas corporal.
Las mujeres deben ser capaces de valorar su cuerpo, por lo tanto es absolutamente necesario que lo conozcan a través de un trabajo interactivo por medio de prácticas sencillas agregadas a la cotidianidad, a través de las cuales puedan establecer la comunicación con su cuerpo, aprender a sentirlo, escucharlo y a amarse. Esto les permitirá descubrir el significado de ser féminas, confirmar sus cualidades, aprender a mantener la salud interior, al estar despiertas a sus cambios y así respetar sus ciclos de una manera orgánica, a partir de tales descubrimientos y conocimiento.
La tarea femenina, más allá del entorno en el que se desarrolle, se distingue por la capacidad co-creadora y a la vez reproductora, característica que no solo se menciona en el sentido de la crianza de los hijos. Por naturaleza, continuamente la mujer reproduce modelos de conducta y sociabilización, olvidando muchas veces que desde un enfoque creativo se pueden lograr profundos vínculos reales a partir del contacto consigo mismas y desde ahí, con todos los ambientes donde tienen influencia.
Buscamos conducir la experiencia de nacer niñas hacia una mayor realización, a una presencia plena en las relaciones y con los espacios íntimos y personales.
Este trabajo implica reflexión y reconocimiento de hábitos saludables que fundamentan la vida, direccionados hacia el impacto que tienen sobre nuestra salud física y mental. Con el enfoque hacia la constante atencióny respeto de su persona en todas las etapas de su desarrollo.
María Montessori nos dice: “Recuérdale a tu hija que lo mejor que puede hacer con su cuerpo es usarlo para mover su hermosa alma”.
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Gabriela Garza S ofrece talleres de salud femenina para niñas, jóvenes y adultas en toda la República Mexicana; además de proporcionar asesoría sobre problemas de índole femenina.
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