En muchas ocasiones, los padres se cuestionan por qué Montessori no “acepta” fantasía en los ambientes y procura dar al niño las situaciones lo más reales posible. En el siguiente artículo escrito por la Dra. en Filosofía, Guía y Entrenadora Montessori AMI Silvia Duboboy encontrarán puntos interesantes de cómo los niños manejan las situaciones de fantasía y cómo la realidad es fundamental para el desarrollo sano y óptimo de las conexiones cerebrales y procesos cognitivos que se están desarrollando durante la infancia.
La Realidad: La más Poderosa e Integral Llave al Mundo.
Silvia C. Dubovoy Ph.D.
A pesar de los enormes avances recientes de las neurociencias, aún no sabemos cómo trabaja la mente. Sabemos o sospechamos muy poco acerca de las consecuencias que puede tener en las mentes embrionarias de los niños el hecho de permitirles vivir en un mundo de fantasía. Mi deseo es que esta disertación genere más investigación en este sentido honrando así el trabajo de María Montessori. “La mente que trabaja por sí misma, independientemente de la verdad,” escribió, “trabaja en un vacío” (El Método Avanzado Montessori, 187); ella demostró que el poder creativo de la mente se construye por medio de un trabajo basado en la realidad. Sin la realidad, la mente se dispersa en el universo de las ilusiones, expectativas e ideas falsas, qué únicamente logra perpetuar la ignorancia, la superficialidad y las necesidades insatisfechas. En Educación y Paz, Montessori escribe: El hombre debe conquistar el mundo. Si no se ha desarrollado normalmente, deberá hacerlo por medio de la violencia y el odio. Si se ha desarrollado en un hombre realmente normal, encontrará la felicidad de una vida sana en su esfuerzo. El hombre debe obedecer las leyes que rigen su vida y, como están escondidas, debe buscarlas.
Mi objetivo es ofrecer una mirada a algunos de los obstáculos a los que se enfrenta un niño en nuestro mundo hoy en día, los cuales causan desviaciones de su personalidad y de su forma sana, positiva y optimista de ver el mundo. El tema me pareció desafiante, ya que es difícil definir la realidad y más difícil aún enfrentar las emociones del adulto cuando insistimos en que la televisión, la fantasía, los cuentos de hadas y las fábulas no deberían presentarse al niño antes de los cinco o seis años si queremos ayudarlo a que construya su personalidad en las mejores condiciones posibles. Quisiera compartir con Uds. la última investigación acerca de por qué la mente necesita estar en contacto con la realidad para poder alcanzar niveles más altos de imaginación, lo que avala la creencia que mirar televisión y estar inmerso en la fantasía impide que los niños tengan una mente sana. También quisiera hablar del poder de la imaginación en lugar de la fantasía y cómo la educación Montessori ayuda al niño a preservar su salud mental y a crear un ser humano integrado en su totalidad a las condiciones actuales del mundo.
Un análisis de la realidad como llave al mundo, debe responder a las siguientes preguntas:
• ¿Qué es la realidad?
• ¿Cómo percibe la mente la realidad?
• ¿Por qué es importante que el niño esté en contacto con la realidad durante el primer plano de desarrollo (0 a 6 años)?
• ¿Qué es la fantasía?
• ¿Por qué tenemos fantasía en nuestra vida?
• ¿Qué es la imaginación?
• ¿Cómo hace la educación Montessori para reconocer que la realidad es el material requerido por la imaginación del niño para cumplir su tarea en el plan cósmico?
Antes de continuar, quisiera asegurarme de que entiendan que les estoy hablando de algo que se sustenta en las ideas de María Montessori acerca de la importancia de la realidad en la vida del niño. Aún existen muchos misterios sobre cómo se construye la mente y dónde se encuentran guardadas las impresiones que recibe un niño.
¿Existen otras realidades?
¿Existen más dimensiones?
¿Estamos respondiendo a la nueva tecnología de la misma manera en que antiguas generaciones respondieron a nuevos descubrimientos?
Cada generación que descubre algo por su propia experiencia debe pasarlo a los demás con un equilibrio entre respeto por lo que fue descubierto e incertidumbre sobre aquello que todavía debe observarse. Lo cierto es que en nuestra experiencia, observamos el daño que un mundo de fantasía y televisión le genera a un niño antes de los seis años. Como educadores tenemos la enorme responsabilidad de despertar a una sociedad dormida en cuanto a las potencialidades del niño y la falta de provisión del “alimento” correcto para su mente para que pueda construirse de la mejor manera posible.
En El Placer de Descubrir, Richard F. Feynman escribe: El conocimiento científico es un cuerpo de afirmaciones que varían en el grado de veracidad – algunas seguramente inciertas, algunas probablemente ciertas y ninguna absolutamente cierta. Para poder progresar, hemos encontrado de suma importancia reconocer la ignorancia y dejar lugar para la duda.
¿Qué es la Realidad?
Realidad – ¿cuál realidad? La única manera en la que evidenciamos algo es a través del sistema nervioso: el cerebro. Esto significa que la única manera que tenemos de discernir si algo es real es a través del proceso que ocurre en nuestro cerebro. El cerebro es el órgano que determina qué es real, por su experiencia en el medio ambiente. Para poder saber qué es real, el cerebro debe organizar su inteligencia y dirigirla hacia el medio ambiente. A medida que el niño se va desarrollando intelectualmente, se vuelve más difícil engañarlo. Cada uno tiene su propia realidad, constituida por sus propias experiencias y percepciones. La mayoría de nuestras respuestas responden a condicionamientos genéticos y sociales grabados en nuestro cerebro en un nivel que no podemos observar.
A pesar de todos los avances científicos, aún no sabemos exactamente cómo funciona la mente. Observamos, sin embargo, que el cerebro conoce el mundo a través de los sentidos, los que únicamente detectan partes del mundo absoluto y, con eso, construye patrones de la realidad.
Jeff Hawkins escribió: Los sentidos ayudan a crear patrones que son enviados a la corteza, y son procesados por el mismo algoritmo cortical para crear un modelo del mundo. Por medio de estos patrones la corteza construye un modelo del mundo que se asemeja a lo real y luego, increíblemente, lo guarda en su memoria.
Nuestras experiencias no nos conectan simplemente con el mundo exterior; nos constituyen y son el mundo para nosotros; nos hacen parte del mismo. Jacob Bronowski escribió en La Identidad del Hombre:
Si escribimos las leyes de la naturaleza como si nosotros no formáramos parte de ellas, obtenemos las respuestas equivocadas a preguntas básicas. La naturaleza es una red de sucesos que no se desenrolla como una alfombra roja, sino que estos sucesos están interrelacionados con cada parte del mundo, y nosotros estamos entre esas partes… Buscamos la verdad, más allá de cómo la definimos; lo que encontramos es conocimiento. Aunque existe, como nunca antes, una enorme cantidad de teorías científicas en relación al cerebro, todavía hay mucho por saber acerca del desarrollo del cerebro desde el nacimiento y durante los primeros tres años de vida. Cada día se desarrollan nuevas teorías sobre el concepto de realidad – física cuántica, teoría de las cuerdas, constructivismo, y muchas otras, todas basadas en la teoría de la relatividad de Einstein. Es interesante encontrar que la mayoría de las investigaciones en relación al comportamiento humano se hacen con niños desde el jardín hasta la adolescencia; se hace muy poco con niños en los primeros tres años de vida. Lo que es más sorprendente es que gran parte de las investigaciones se hacen para poder aprender a construir inteligencia artificial – robots que puedan realizar actividades humanas. En el Instituto de Neurociencias en La Joya, California, por ejemplo, vi un video sobre fútbol de robots, donde dos robots jugaban al fútbol. Lamentablemente, la mayoría de los estudios que implican inteligencia humana se basan en cómo influenciar a la gente a través de los medios. No importa cuánto haya sido descubierto, los científicos recién están comenzando a entender los poderes increíbles de la mente humana, incluyendo el estado de conciencia, que alguna vez fue considerado una actividad metafísica, y la extrema flexibilidad, o capacidad para el cambio del neo-córtex (la parte más evolucionada del cerebro). Jeff Hawkins escribió: Las conexiones del neo-córtex son increíblemente “plásticas” lo que significa que pueden cambiar y reconectarse, dependiendo del tipo de información que le ingresa. El cerebro humano tiene la increíble capacidad de aprender y adaptarse a miles de ambientes que no existían hasta hace poco tiempo.
Montessori llamó este fenómeno adaptación y vio que era posible por la mente absorbente y los periodos sensibles. Sabemos que los niños, en ambientes apropiados y alimentados correctamente, son capaces de aprender aparentemente casi sin esfuerzo cualquiera de los miles de idiomas que se hablan – y ciertamente más de uno. Pueden aprender el lenguaje de señas, lenguaje escrito, lenguaje matemático, lenguaje musical, lenguaje de computación, y especialmente el lenguaje corporal cuando leen los gestos y actitudes inconscientes de sus padres. También sabemos que todas las impresiones son absorbidas por la mente del niño para su propia construcción, por falta de conocimiento por parte de los adultos (especialmente los padres), muchas veces la mente joven es alimentada con imágenes equivocadas, con las actitudes equivocadas, creando así un obstáculo en su desarrollo normal. En su libro Mediated, Thomas de Zengotita se centra en “cómo los medios afectan tu mundo y la manera en la que vives en él”. Todo nuestro alrededor condiciona nuestra experiencia. Nuestra vida consiste en representaciones de “vida”. La dependencia y sobre-dependencia del adulto en los medios (computadora, televisión, radio) como base de nuestra información moderna y de nuestras experiencias diarias, permite que nos influya un grupo muy reducido de personas. Se está tornando imposible distinguir entre la realidad y las representaciones de la realidad o las realidades generadas por computadora. A medida que las imágenes nos llegan a los sentidos más rápido y son más sensacionales, cada vez nos volvemos menos capaces de distinguir entre lo real y aquello que es sintético, simulado o replicado. Lo virtual está inundando el mundo físico. Temo que va a llegar el momento en que lo real se fusionará con lo representacional, alienándonos del mundo físico a un estado de limbo.
Las personas son reales, los árboles son reales, las situaciones sociales son reales, pero nuestra comprensión del mundo externo y nuestras respuestas están basadas en nuestro modelo interno. Gran parte de nuestro modelo interno está basado en costumbres, cultura y lo que nos enseñan nuestros padres. Las consecuencias de experiencias tempranas de la vida son adquiridas cuando el cerebro primeramente establece el modelo del mundo. La realidad es un prerrequisito crucial para un desarrollo óptimo. Una educación basada en la realidad prepara al niño para percibir su entorno de manera precisa y exacta. Es esencial recalcar la importancia de la realidad como base de la educación. Una vez que el niño haya podido percibir la realidad, no tendrá problema en establecer las diferencias entre lo real y lo irreal. Luego de haber visto una tetera real y haber podido utilizarla, por ejemplo, no creerá en una tetera que hable. Luego de haber manipulado directamente y de tener un buen entendimiento de los diferentes animales, el niño sabrá que el lobo no se comió a la abuela de Caperucita Roja. Cuando haya madurado lo suficiente, puede tener y disfrutar una selección de cuentos de hadas – que son, después de todo, un estilo literario que puede ser muy creativo – o puede ver programas por televisión sin dañar su cerebro. ¿Cómo percibe la mente la realidad? Francis Crick, laureado Nobel, quien en 1953 descubrió la hebra de DNA con James Watson y posteriormente se dedicó al área de neurociencias, ofrece la siguiente hipótesis: “tu, tus alegrías y tristezas, tus memorias y tus ambiciones, tu sentido de identidad personal y voluntad son simplemente el comportamiento de una gran cantidad de células nerviosas y las moléculas asociadas… No somos más que un paquete de neuronas” (65). Los genes dictan la arquitectura general de la corteza, incluso qué regiones están interconectadas pero incluso dentro de esa estructura, el sistema es altamente flexible a la información externa. En La Mente Absorbente, María Montessori nos dice que las experiencias del medio forman el tejido mental durante el período embrionario de la psiquis. La absorción es una especie de química; las impresiones no entran en la mente simplemente, sino que la conforman.
El sistema nervioso central, que consiste en el cerebro y la médula espinal, funciona en dos ámbitos: el mundo interno (lo que Montessori llamaría las potencialidades en la mente) y el mundo externo. En su libro Beethoven’s Anvil, William L. Benzon describe este proceso: 1) el cerebro monitorea el mundo externo a través de varios sistemas sensoriales y utiliza el movimiento para actuar en y sobre ese mundo externo; 2) la supervivencia del organismo depende de la integridad del mundo interno, del modo como el sistema nervioso central regula la relación entre el mundo externo y el mundo interno (33). La observación y el sentido de percepción es nuestra principal forma de conocimiento sobre el cual se construye el nivel conceptual. Los sentidos le dan al niño evidencia del mundo externo, pero la tarea de entenderlo le corresponde a su razonamiento. Debe ser dirigido por la voluntad, por el poder de razonamiento, el que en el niño pequeño se desarrolla durante los primeros tres años de vida. La asimilación de la realidad construye una estructura interna basada en el orden. El gran apuro de la ciencia del cerebro es que bien podría llegar a demostrar que toda nuestra experiencia y conducta se origina en el cerebro, sin embargo, aún no sabríamos como sería usado. Por otro lado, quizás la ciencia de la mente avale lo trascendente de nuestra mente condicionada y termine reconociendo los deseos espirituales de la humanidad. Nuestro “sentido de espiritualidad” es considerado como una función física del cerebro. Podríamos decir que la espiritualidad es una combinación del cerebro y el corazón. La espiritualidad ordena la vida. Su existencia y su origen son parte de la existencia material. Todos somos espirituales, pero en algunos seres humanos está más desarrollada que en otros. El dilema de la condición humana es que nos enfrentamos a la realidad de dos maneras, material y espiritual, y nuestra vida debería ser un equilibrio entre ambas. En el libro La Biología de la Trascendencia, Joseph Chilton Pearce cita a un investigador del Instituto de Heart Math (Matemática del Corazón) quien describe al corazón con neuronas con un campo magnético que puede ser modificado por lo que percibe la mente del ambiente. El corazón bien podría ser el centro espiritual del hombre.
¿Por qué es importante que el niño esté en contacto con la realidad durante el primer plano de su desarrollo (0 a 6 años)?
Sabemos que los recuerdos conscientes pueden retrotraerse a cosas que sucedieron después de los tres años de vida. Resulta ser que el hipocampo, la parte del cerebro responsable de la memoria a largo plazo, no madura hasta alrededor de los cuatro años de edad. Igualmente, las impresiones inconscientes que el niño recibe desde el nacimiento están arraigadas en su mente para siempre. El niño es un pensador concreto y un explorador sensorial; todo lo que llega a su mente queda impreso como una experiencia concreta. Los niños confían y esperan que el mundo sea como se lo presentan los adultos y el ambiente externo. Es el proceso por el que se vivencia la realidad – ya sea directamente o a través de algo más (mediado)- que nos permite ya sea confiar en nuestro mundo o perder el contacto con nosotros mismos, perdiendo nuestra identidad. El niño debe construir su vida interior a través de experiencias reales antes de poder expresar alguna cosa; debe tomar material constructivo de manera espontánea del mundo externo para poder crear su mente. Debemos ofrecerle al niño aquello que es necesario para su vida interna mental y física, y dejarlo que produzca el hombre o mujer que él o ella están destinados a ser.
Los científicos del cerebro han descripto la estructura del cerebro desarrollado, mapeando las áreas responsables de las sensaciones, percepciones, imágenes, recuerdos, pensamientos, emociones, dolencias, sentimientos y, más recientemente, el estado de conciencia a través de experiencias en el ambiente. Los especialistas en neurociencias han empezado a describir la naturaleza de la consciencia misma (Rose 4). En los últimos años han aparecido muchos libros con esta nueva “teoría de la consciencia”. Parecería ser que el estado de consciencia es resultado de la dinámica cerebral y la experiencia y que tanto la percepción como la memoria contribuyen al estado de consciencia. Gerald Edelman, científico ganador del Premio Nobel, ha propuesto una teoría global del cerebro que da cuenta de la evolución, desarrollo y funcionamiento del cerebro humano, el que, según dice, “es el objeto material más complicado en lo que se conoce del universo”. Enfatiza que ahora sabemos que existe una interacción entre el cuerpo, el cerebro y el ambiente que permite el estado de consciencia:
El estado de consciencia despertó durante la evolución de redes neuronales complejas con una estructura y dinámica específica. Antes que pudiera surgir el estado de consciencia, deben haber evolucionado determinadas relaciones neuronales. Estas relaciones dieron lugar a interacciones reentrantes y es la dinámica de las redes reentrantes que provee las bases causales de las propiedades de la conciencia. Estas redes fueron elegidas durante la evolución porque dieron a los animales la habilidad de hacer discriminaciones de alto nivel, una habilidad que les brindó ventajas de adaptación al tener que enfrentarse con algo nuevo y con la planificación. El estado de conciencia refleja la habilidad de hacer distinciones o discriminaciones entre grandes series de alternativas. Estas distinciones son hechas en fracciones de segundo y varían continuamente. Están ligadas al cuerpo y al cerebro de un individuo y a la historia de las interacciones en el medio ambiente de ese individuo.
La humanidad, a través de la evolución, ha alcanzado un nivel más alto de consciencia. Cada ser humano, desde el momento en que es concebido, repite las historia de la evolución humana. Esto significa que la vida del individuo reproduce la vida de la especie; de la misma manera que la vida del hombre reproduce la vida de la civilización, así que en niños pequeños encontramos las características psíquicas del hombre pre-histórico, el salvaje. A partir del nacimiento o incluso antes, el cerebro en desarrollo del niño comienza a hacer distinciones entre lo que percibe del medio. Categoriza y clasifica las impresiones para poder adaptarse al lugar y al momento en el que nació. Cada experiencia que le llega por los sentidos desarrolla su habilidad para hacer discriminaciones de alto nivel. En el mundo pre-científico, como consecuencia de una falta de explicaciones científicas y debido a esta ignorancia, los seres humanos se veían atraídos por lo fantástico, lo sobrenatural y lo irreal (podemos decir ahora que las redes neuronales no estaban completas); a sí mismo, el niño, a quien le falta el conocimiento del mundo externo, está en riesgo de ser atraído por lo fantástico, lo sobrenatural y lo irreal. El niño es como el hombre prehistórico quien, debido a su nivel de desarrollo, temía al fuego, a las tormentas, a cualquier cosa que no pudiera explicar, e inventaba historias fantásticas acerca de estos elementos de la naturaleza. La tarea de la educación es ayudar al niño a vencer este estado y que entre en el campo de la realidad, ayudarlo a convertirse en una persona que comprenda. Cultivar un estado salvaje o mantener al niño en un estado inmaduro demuestra una falta de respeto hacia el desarrollo del ser humano.
¿Qué es la Fantasía?
Durante todos mis años de entrenamiento a maestras Montessori, cada vez que empiezo una conferencia sobre la importancia de exponer al niño a la realidad y la diferencia entre los peligros de la fantasía y la riqueza de la imaginación, veo las caras de mis alumnas totalmente en desacuerdo con no permitir a los niños tener los cuentos de fantasía. Si estas alumnas, que ya han estado expuestas a la filosofía Montessori y son personas interesadas en la educación, responden de esa manera, se pueden imaginar las respuestas y las caras de muchos padres cuando doy la conferencia. Con esta actitud se perpetúa el vacío en el que los niños viven hoy en día. Existe, obviamente, un aspecto emocional a su desacuerdo porque, para muchos adultos, los recuerdos más emotivos de su infancia están relacionados con cuentos de hadas contados por sus padres u otros adultos. Podemos asegurarles a los padres que ese mismo “lazo” que se produjo contando cuentos de hadas puede ser creado con historias basadas en las realidad que ayudan al niño a entender el mundo que lo rodea. Además, creo que los adultos sienten miedo que queramos sacarles una herramienta poderosa para controlar a los niños. Si no tienen esta herramienta de fantasía, ¿cómo van a poder entretener a los niños? ¿Cómo los van a poder controlar? Esto sucede no sólo en las casas sino también en las escuelas. Es más fácil dejar que el niño se involucre superficialmente con juegos de fantasía o que juegue por su cuenta con juguetes que preparar una actividad que implique algún tipo de atención al detalle. Siento gran respeto y compasión por las maestras que veo en librerías buscando desesperadamente ilustraciones de fantasías que puedan atrapar a los niños para que puedan mantenerlos focalizados, con atención superficial, durante la lección grupal. Antes de conocer acerca de Montessori, mi casa estaba llena de hermosos libros, discos y figuras con ilustraciones de cuentos de hadas. Recuerdo a una de mis hijas repitiendo de memoria el cuento de Cenicienta cuando ella tenía tres años. Cuando la interrumpimos y le preguntamos sobre del cuento, ella seguía repitiendo las palabras, imitando los sonidos y palabras con una entonación perfecta pero sin entender el significado del cuento. Podía entender ciertas oraciones o una palabra; sin embargo, había algunas cosas que no le quedaban claro. En su momento estábamos sorprendidos por su memoria sin percibir lo sonso que era el cuento. Cambié todo esto cuando hice el curso de Montessori y me di cuenta que mis hijos tenían una confianza absoluta en lo que les estaba enseñando y por ende, mentirles o contarles cosas que no eran ciertas, era un abuso por parte mía de sus mentes inmaduras y de su confianza en mí.
Sí, es posible que hayan buenos programas en la televisión y grandes cuentos de hadas o historias fantásticas con hermosas ilustraciones y gran calidad de papel, pero pueden ser introducidas después que el niño haya tenido un buen contacto con la realidad, que generalmente es después de los 5 años, cuando la corteza cerebral está madura y pueden hacer distinciones entre situaciones reales e irreales. Desde los filósofos griegos, siempre ha habido cierta preocupación en contarles historias fantásticas o falsas a niños pequeños. Por ejemplo, Platón insistía con que debemos evitar historias que puedan crear “la presencia de falsedad en el alma con respecto a la realidad. El hecho de ser engañado acerca de la veracidad de las cosas y por ende ignorar o estar equivocado y albergar en el alma una falsedad, es algo que nadie podría consentir.” (La República, Libro II). Platón creía que las historias que los niños escuchan en los primeros años de sus vidas tienen una profunda influencia en ellos. La inteligencia se desarrolla únicamente por el análisis crítico de la realidad que se percibe. Esto sucede sólo en contacto con la realidad, no en un mundo de historias y de imágenes tontas. La realidad es lo que uno percibe a través de los sentidos, lo que es reconocido por la corteza cerebral. El sentido visual puede ser engañado por imágenes que presentan la fantasía como si fuera real. Para la propia construcción de la mente, el niño debe poder tener experiencias reales con objetos reales, percibidos a través de múltiples sentidos. Los adultos creen que están desarrollando la imaginación de los niños haciéndolos aceptar cosas fantásticas como reales. No obstante, todos tenemos chicos en nuestra clase con diferentes formas de desarrollo imperfecto que se asemeja a las características de un niño salvaje o no educado. Estos niños están constantemente dispersos en su fantasía, no pueden concentrarse, tienen poca coordinación motriz y un lenguaje muy pobre – no pueden expresarse y usan una única palabra para varios propósitos. Las ilusiones o percepciones falsas son el principio de un razonamiento falso, lo que desvía la inteligencia del niño. Montessori escribió en El Método Avanzado Montessori: ¿Cómo puede desarrollarse la imaginación de los niños a través de lo que es, contrariamente, el fruto de nuestra imaginación? Somos nosotros los que imaginamos, no ellos; ellos creen, no imaginan. La credulidad es, ciertamente, una característica de una mente inmadura la que carece de experiencia y conocimiento de la realidad y está todavía desprovista de esa inteligencia que distingue lo verdadero de lo falso, lo bello de lo feo y lo posible de lo imposible. ¿Es entonces la credulidad lo que deseamos desarrollar en nuestros niños simplemente porque ellos demuestran ser crédulos a una edad cuando son naturalmente ignorantes e inmaduros? …Hablamos de credulidad como una señal de ser inculto.
El hecho de mantener la ignorancia en los niños – y en los adultos – es una forma de ejercer control. La ignorancia y la credulidad desaparecen con la experiencia, con el conocimiento; cuando madura la mente, el niño está listo para entender la diferencia entre lo real y lo irreal. La realidad, como la esencia de la educación, debería ser dirigida para ayudar a la inteligencia. Cuando el niño ya no cree en cuentos de hadas, sabemos que está madurando. Ha superado su estado infantil a pesar de que los adultos quieran mantenerlo en la ignorancia y la ilusión. Muchos adultos resienten este estado como señal de que el niño “ha perdido su inocencia”. Lo que le ha pasado es que ha ganado conocimiento y ha triunfado sobre la ignorancia y la credulidad.
Los adultos que no confían en el niño, insisten en moralizarlos con cuentos acerca de valores que no necesitan serles recordados. Sólo necesitan estar en un entorno real con un adulto bien preparado para poder manifestar su verdadera naturaleza. Los niños se interesan por los valores morales en el segundo plano de desarrollo, de seis a doce años, luego de que la mente haya madurado con muchas experiencias reales. Este es el momento de las fábulas, cuentos con moraleja y cuentos de hadas. El niño es un ser espiritual y no necesita que le recuerden las virtudes antes de los seis años.
Ha demostrado tener la mayor capacidad de amor, confianza, compasión, generosidad y autenticidad cuando se encuentra en un ambiente preparado y puede actuar de manera independiente y libre. El amor por el trabajo, la auto-disciplina, el orden, la obediencia, la concentración, la satisfacción y especialmente la alegría son todas características del niño normalizado, y un niño sólo puede ser normal si está libre de fantasía. Montessori escribió en El Método Avanzado Montessori: La mente que trabaja por su cuenta, independientemente de la verdad, trabaja en un vacío. Su poder creativo es un medio para trabajar sobre la realidad. Pero si se confunden los medios con el fin, está perdido… confundir los medios con el fin, se repite en cada forma como una “fuerza de inercia” que penetra la vida física.
Actualmente, no son sólo los cuentos de hadas y las historias fantásticas los causantes de que la mente del niño se disperse. Uno de los peores problemas de nuestro tiempo es la exposición a la televisión antes de los 6 años de edad. Ha sido probado que mirar televisión genera un gran daño cerebral. Muchas investigaciones científicas estudian los efectos de la televisión en la vida de un niño porque pudieron detectar que niños que ven televisión durante largos períodos pueden tener problemas de adaptación, dificultades en el aprendizaje y desviaciones de la conducta. El niño sufre una disminución general de los sentidos y una falta en el desarrollo motriz, lo cual disminuye la capacidad de concentración (Johnson). Susan R. Johnson, (MD), describe su experiencia como madre y como pediatra al observar la conducta de su propio hijo antes, durante y después de ver televisión. Antes de mirar televisión estaba afuera en contacto con la naturaleza, contento mirando bichitos, haciendo cosas con palitos y piedras y jugando con el agua y la arena. Parecía en paz consigo mismo, con su cuerpo y su entorno. Cuando miraba televisión estaba en otro mundo e indiferente hacia mí y a lo que pasaba a su alrededor y parecía estar pegado a la televisión.
Cuando le apagaba la televisión, se ponía ansioso, nervioso e irritable y generalmente lloraba (o gritaba) para que volviera a prenderla. Su manera de jugar era errática, sus movimientos impulsivos y poco coordinados. Le faltaba imaginación a su juego. En lugar de crear sus propios juegos, simplemente repetía lo que había visto recientemente en la televisión de manera muy repetitiva, con falta de creatividad y naturalidad. En el libro ¿Quién los está criando?, Martin Large describe la televisión como contraproducente para el desarrollo del niño, independientemente del contenido, generando efectos tales como una pobre concentración, cansancio visual debido a la luz artificial, efectos sobre los sentidos y el cerebro, pesadillas, desórdenes de percepción, hiperactividad, desórdenes en el lenguaje y el movimiento, obesidad y problemas nerviosos.
En relación a la fantasía, cuando la corteza es todavía inmadura, el niño no puede distinguir si la información que recibe de los sentidos es real o imaginaria. Las imágenes que ve en la pantalla del televisor son reales para el niño ya que es un pensador concreto en esta edad y absorbe esas imágenes, integrándolas en su cerebro. El neo-córtex aún no se encuentra lo suficientemente desarrollado para permitir esta distinción. Mirar programas violentos se convierte en un hábito y lo condicionan a resolver problemas de una manera agresiva. Las imágenes van directamente a su alma porque no puede juzgar lo que ve, él sólo lo absorbe inconscientemente y las consecuencias de sus interpretaciones se manifiestan mucho mas tarde en la forma de desviaciones que sus padres no pueden comprender, tales como miedos, agresiones y violencia. En su libro Mentes en Peligro, Jane Healy escribe: Los efectos totales en el cerebro en crecimiento de ver televisión y otras formas de videos son escasamente entendidos, pero la investigación contundentemente indica que tiene el potencial de afectar tanto al cerebro en sí mismo como las habilidades de aprendizaje relacionadas; mantener la atención independientemente, convivir activamente con un problema, saber escuchar inteligentemente, comprensión de textos y el uso del lenguaje en forma efectiva pueden ser habilidades que pueden estar particularmente en riesgo. Nadie sabe cuánta exposición es necesaria para que haga la diferencia. De la misma manera, no existe información disponible acerca de los efectos totales sobre la inteligencia de grandes cantidades de tiempo quitados al ejercicio físico, al juego social o independiente, a la lectura por placer, a una conversación sostenida o al tiempo de ocio creativo.
En su reconocido articulo “La Televisión y el Niño”, Silvana Quattrocchi Montanaro insiste en que nos tenemos que preguntar: ¿Puede el mundo externo ser transmitido desde la pantalla de televisión? ¿Pueden todas las dimensiones necesarias para el conocimiento (y dominio) de la realidad percibirse a través de la televisión? ¿Puede el tiempo, espacio, paisaje y contexto llegar a la persona que mira televisión en un cuarto oscuro? En un mundo en que muchas experiencias naturales importantes se hacen difíciles (o imposibles) para los niños, la televisión reduce aún más la relación directa con la realidad.
Tenemos que ser conscientes que los niños son nuestra única esperanza para una mejor humanidad y está en nuestras manos proteger sus mentes de la misma manera en que protegemos sus cuerpos de comida envenenada. ¿Por qué tenemos fantasía en nuestras vidas como niños o adultos? Desentrañar este misterio no es fácil. Muchos científicos dicen que para comprender de un modo satisfactorio el cerebro que fabrica la mente humana y la conducta humana, es necesario tomar en cuenta su contexto social y cultural. Un abordaje sería considerar que el dolor y el placer son los recursos requeridos para operar en el mundo. Cuando algo nos brinda placer, lo buscamos y evitamos cualquier cosa que nos cause dolor. En El error de Descartes, Antonio S. Damasio dice: Cuando muchos individuos, en grupos sociales, experimentaron consecuencias dolorosas de fenómenos psicológicos, sociales y naturales, fue posible desarrollar estrategias intelectuales y culturales para hacer frente a la experiencia dolorosa y quizás reducirla.
¿Es la fantasía una estrategia para hacer frente al dolor y tratar de reducirlo?
Creo que cuando no podemos hacer frente a la realidad o cuando experimentamos dolor o necesidades insatisfechas, nuestra mente escapa hacia un mundo de fantasía. La vida es hermosa, pero es también un desafío constante. El sufrimiento y el dolor son inevitables, pero la educación basada en la realidad, en la cultura y en la historia individual puede reducir su intensidad o proveernos de medios productivos para hacerlos llevaderos. Los problemas del mundo no se solucionan escapando hacia la fantasía; de hecho, empeoran si no los enfrentamos de una manera inteligente y usamos nuestra imaginación basada en hechos reales para solucionarlos. En mi experiencia, los niños que pasan la mayor parte de su tiempo en un mundo de fantasía son aquéllos que están llevando vidas estresadas en ambientes restringidos, llenos de tránsito y polución; viajando largas distancias en autos, con padres que trabajan y que no tienen tiempo para estar con ellos; o con padres que, cuando están con sus hijos, además de sobreprotegerlos, están muy ocupados con su propias vidas complicadas (incluyendo el último teléfono celular o computadora). Para estos niños, resulta extremadamente difícil encontrar trabajos que llamen su atención o concentración. Es frustrante ver a niños pequeños tratar de participar de la vida de los adultos y buscar qué hacer con sus manos y a los padres tratar de satisfacer esta necesidad del niño dándoles juguetes para simular una actividad en cambio de dejarlo participar de una actividad real tal como es la de lavar los platos. Estos juguetes inútiles no desafían la inteligencia del niño y son rápidamente descartados o destruidos. Los niños no tienen interés en tales juguetes porque no hay nada real en ellos. Muchos niños preferirían lavar el auto antes que ver televisión si tuvieran la opción. El hecho de estar confortablemente inmerso en un mundo de fantasía y vivir como si lo que nos imaginamos realmente existió es vivir en un mundo improductivo; es correr tras una ilusión creyendo que ganar la lotería solucionará los problemas financieros o esperando al príncipe en su caballo blanco que venga a desposarnos. No reconocer la realidad es una cosa tan común que apenas es admitido en nuestro tiempo.
En su libro Los usos del ensueño, Bruno Bettelheim señala un aspecto positivo de los cuentos de hadas, su valor psicológico. Muchos de estos cuentos pueden ser utilizados apropiadamente con niños en el segundo plano de desarrollo (6-12 años), permitiéndoles que comprendan situaciones reales al identificarse con los personajes. La idea de proyectar conflictos en personajes ficticios viene de Freud, quien pudo interpretar desviaciones psicológicas a partir de los sueños y cuentos fantásticos relatados por sus pacientes. La interpretación de estos sueños o cuentos era una forma de terapia que permitió a los pacientes traer a la consciencia ciertos obstáculos en su desarrollo que les estaban imposibilitando llevar una vida sana. La terapia expresiva y el uso del ensueño o de visualizaciones son herramientas para comprender las necesidades inconscientes y estados reprimidos en niños más grandes, adolescentes y adultos.
¿Qué es la imaginación? La imaginación – en contraposición con la fantasía – es lo que queremos que experimente el niño. Es la mismísima base de la mente, el proceso por el cual todas las impresiones tomadas del mundo exterior se ubican en el nivel de abstracción. Es una tendencia humana que, junto con las tendencias de observación, trabajo, manipulación, exactitud y otras, ha hecho posible el trabajo del hombre sobre su medio ambiente para construir las civilizaciones. La imaginación, para Montessori, es el poder de la mente a aventurarse más allá de lo que es visible o lo que es concreto.
En una disertación durante el curso de entrenamiento en Londres en 1939, ella dijo: Todo el trabajo del hombre tiene un punto inicial en su imaginación…. El hombre es impulsado por alguna fuerza a plasmar de una manera práctica las ideas que imagina. La primera cosa que observamos es que la mente del niño está llena de una cantidad de imágenes que sobrepasan aquéllas que él ve en el mundo exterior. Estas imágenes revelan que hay algo en la mente del hombre como una gran fuerza, una energía psíquica, algo que es diferente de la inteligencia. La palabra inteligencia significa poder distinguir una cosa de otra; es tomar escenas del medio a través de los sentidos y distinguir entre ellas. La imaginación es otra cosa; no existe la observación, es algo que no existe, que nosotros no podemos ver.
La imaginación tiene una base sensorial y su construcción en la mente tiene que ser establecida firmemente por la realidad. Cuanto más esté conectada con la realidad del mundo exterior, mayor será el valor de sus creaciones internas. El hombre ha sido capaz de transformar el ambiente con su inteligencia. En las palabras de Montessori: Aun al imaginar un mundo irreal y sobrehumano, la imaginación debe ser contenida dentro de límites que rememoran los de la realidad…. todos los encumbrados escritores y grandes oradores constantemente relacionan los frutos de la imaginación con la observación de los hechos y entonces, nosotros decimos que se trata de un genio lleno de imaginación y conocimiento y que su pensamiento es claro y vital. (El Método Avanzado Montessori: Cuando pensamos en los inventos de Leonardo da Vinci, que se convirtieron en realidad muchos años más tarde, podemos reconocer que fueron inventados mediante la observación y conocimiento de cosas reales, objetos reales y elementos reales de la naturaleza. Leonardo observó científicamente, por ejemplo, el vuelo de los pájaros antes de intentar dibujar un objeto que mucho después se convirtió en un helicóptero. La mayor parte de los descubrimientos científicos han sido el resultado de la imaginación del hombre. La imaginación artística está basada en lo verdadero tomado del medio. Los primeros dibujos y pinturas de Picasso eran copias de la realidad y de allí, la imaginación lo llevó a exquisitas abstracciones que todos hemos disfrutado. La abstracción podría verse como una forma de imaginación.
Para que el hombre logre su gran tarea en la tierra, Montessori dice: “todos los hombres deberían aceptar la influencia del método científico” y buscar la verdad (El Método Avanzado Montessori 188). El método científico, ella señala, ha dilucidado los misterios de civilizaciones pasadas. El niño es un científico que observa intensamente para convertirse en un ser humano perfecto. “Todo niño” escribe Montessori, “debería poder experimentar de primera mano, observar y ponerse en contacto con la realidad. Entonces, los vuelos de la imaginación comenzarán desde un plano más elevado” y producirán los instrumentos necesarios para construir una humanidad mejor. Es a través de la imaginación que “la inteligencia será dirigida hacia sus canales naturales de creación.”
En Para Educar el Potencial Humano Montessori escribe: Una visión imaginativa es bastante distinta a una mera percepción de un objeto ya que aquélla no tiene límites. No sólo puede la imaginación viajar a través del espacio infinito sino también a través del tiempo infinito; podemos volver a través de las épocas y tener la visión de lo que era la tierra con las criaturas que la habitaban. Aquellos niños que tienen la oportunidad de estar en contacto con la realidad cuando son chicos, tienen una mejor oportunidad de tomar decisiones correctas, distinguir entre alternativas, ser creativo, ejercer un análisis crítico, imaginar cosas constructivas y significativas y manifestar su inteligencia. Cuando la mente está ordenada y la estructura-pensamiento es clara, la imaginación puede proceder a llegar a conclusiones y hacer deducciones e inducciones lógicas que no pueden ser vistas, ni siquiera experimentadas, directamente.
Cuando se hablan disparates de cosas fantásticas que no están basadas en la realidad, existe una total incapacidad de percibir cosas reales correctamente y es entonces imposible construir la inteligencia orgánicamente. No hay manera de lograr algo cuando una persona repite o imita las imágenes de otros. Todo artista, para poder crear, tiene que observar la realidad. El hecho de razonar dentro de límites claramente definidos y distinguir una cosa de otra, prepara la matriz para las construcciones imaginativas; las ideas tienen que ser lógicas para poder asociar las imágenes. La originalidad emana del delicado cambio de punto de vista, de detalles menores o de un contexto completo o parcial para crear ecos de comprensión y conexión con los demás. La mente vacía que copia o imita sin razonar no puede crear nada nuevo.
Para estar preparado para percibir las cosas en el ambiente, los niños necesitan estar en contacto con la realidad y observar de una manera exacta. La observación exacta y precisa es percibida por los sentidos y es el material que requiere la imaginación para construir creativamente. Dice Montessori: “La base verdadera de la imaginación es la realidad” (El Método Avanzado Montessori).
¿Cómo hace la educación Montessori para reconocer que la realidad es el material requerido por la imaginación del niño para cumplir su tarea en el plan cósmico? Montessori escribe en El Método Avanzado Montessori: El hombre es culpable de algo parecido a un pecado contra la inteligencia cuando emplea su actividad creativa del pensamiento en sí misma, sin basarse en la verdad; y al hacerlo así, él crea un mundo irreal, lleno de error y destruye la posibilidad de crear a partir de la realidad, como un dios, produciendo una obra externa. Para ayudar a la imaginación del niño que se está desarrollando, necesitamos mejorar su vida con un ambiente preparado en el cual podamos enriquecer su mente con conocimientos y experiencias basadas en la realidad. Le damos la posibilidad de madurar en un medio libre donde él puede desarrollar todas sus potencialidades y entonces podremos esperar una imaginación fructífera. El ser humano tiene un potencial natural para el conocimiento, pero necesita conocer su ambiente y cómo desenvolverse dentro del mismo. Desarrollará su entendimiento dependiendo de la información recibida del ambiente. La mente del niño madura por medio del conocimiento del mundo exterior mediante experiencias reales. Esto significa que puede adquirir su conocimiento sólo en contacto con la realidad. Tiene una mente que explora todo para desarrollar un intelecto sano y ordenado. Necesita orientarse a sí mismo y darle un sentido al mundo exterior para construir un marco de referencia que le permita confiar en el mundo y animarse a actuar en él. Es un hecho que las células en nuestro cerebro son las que crean la mente. Ellas contienen todos los recuerdos, conocimientos, habilidades y experiencias de vida acumuladas. Cuando las experiencias que tiene un niño son basadas en la fantasía, la mente se dispersa sin propósito y no encuentra ninguna satisfacción en la vida real.
Los niños necesitan cuentos verídicos para cumplir su tarea en el plan cósmico. Richard Feynman describe cómo se convirtió en científico mediante las enseñanzas de su padre: Teníamos la Enciclopedia Británica en casa y aún cuando era muy chico, mi padre solía sentarme en su falda y leerme…. leíamos, digamos, acerca de dinosaurios y podían aparecer brontosauros o algo así, o el tiranosaurio, y podría decir algo así como, “Este animal mide 8 metros de altura y la cabeza mide 2 metros de ancho”, ves, y entonces él interrumpía la lectura y decía: “veamos qué significa esto…” Todo lo que leíamos se traducía lo mejor posible en algo real y entonces yo aprendí a hacer eso – todo lo que leo trato de descifrarlo para descubrir qué significa realmente y qué trata de transmitir… era muy excitante e interesante pensar que había animales de tal magnitud.
No necesitamos darle al niño caballos, aviones y autos para satisfacer sus deseos, pero podemos darle algo con que trabajar tal como objetos reales de su casa o del ambiente preparado. Cuando comienza a importarle su propio cuidado y el de su ambiente es cuando obtiene una satisfacción diferente que abre sus actividades creativas internas. Es viviendo entre sus propias posesiones reales y adquiriendo independencia, orden y un buen sentimiento acerca de sí mismo lo que hace que el niño desee cosas reales, no cosas que son meras ilusiones. No es lo mismo jugar a que estás cocinando en una cocina de juguete con comidas de juguete que cocinar comidas reales que vas a comer; esta última situación te hace sentir capaz de alimentarte a ti mismo sin la ayuda inmediata de otra persona. Todas las áreas del ambiente preparado de Montessori para el primer plano, comenzando con el Nido a la Casa de los Niños, brindan experiencias significativas con actividades reales y objetos reales: experiencias concretas con abstracciones materializadas en las áreas de actividades sensoriales, ejercicios lingüísticos y conceptos matemáticos. El niño está listo para abstraer y usar su imaginación mediante los principios de la preparación indirecta y el aislamiento de la dificultad.
En el lenguaje, los cuentos responden al interés que tiene el niño acerca de su medio, de la naturaleza y de todos los aspectos de su cultura. El niño quiere participar en la vida de los adultos para poder adaptarse a su tiempo y lugar. Por lo tanto, merece estar en contacto con la verdad como la conocemos en este momento de la historia. Montessori dice en El Método Avanzado Montessori: El poder de imaginar siempre existe, ya sea que tenga o no una base sólida en la que apoyarse y materiales con los cuales pueda construir; pero cuando no elabora a partir de la realidad o verdad, en cambio de alzarse hacia una estructura divina, forma incrustaciones que comprimen la inteligencia e impiden que penetre allí la luz.
Una función tal como la imaginación, dispersa sin un propósito, desgasta al cuerpo hasta hace que pierda su función. Una vez más, una imaginación no contenida por la verdad consume la inteligencia y causa que ésta asuma características similares a las de una persona salvaje, fanática, o no educada.
Conclusión.
Estamos viviendo un punto de inflexión en nuestra civilización. La parte excitante de esto es que con cada nuevo descubrimiento, hay más para sustentar lo que los seguidores de Montessori han sabido durante muchos años acerca de la mente. El embrión psíquico ha sido uno de nuestros “secretos mejor guardados”. Este es el momento en el cual debemos llegar al mundo exterior y encontrar una fuente común de valores. Un nuevo despertar brilla con una luz que existe en el centro de cada corazón humano. Nuestra conciencia colectiva acerca de la amenaza hacia nuestro planeta y a nuestra propia supervivencia, requiere de nosotros que demos un paso para hacer despertar a la sociedad sobre los poderes del niño en la reconstrucción de la humanidad.
A pesar de la insistencia de los especialistas en neurociencias de que nuestros cerebros son la única fuente de nuestra experiencia y comportamiento, los adultos no quieren creer que este sea el caso y, como se refleja en su comportamiento diario, continúan alimentando a la mente del niño con información absurda. Si los padres quisieran comprender por su cuenta qué pasa en el cerebro, necesitan aprender más acerca del desarrollo de su niño; de otra manera, terminarán siendo ignorantes. El niño desde el nacimiento hasta los seis años está construyendo su personalidad y su estado embrionario post-natal y entonces necesita contar con un conocimiento acerca del mundo para adaptarse a su propio tiempo, cultura y familia.
Tener un hijo es una responsabilidad inmensa que implica no sólo alimentar su cuerpo y cuidar su estado físico; es también ser consciente de la responsabilidad de cómo el mundo exterior que le estamos ofreciendo los adultos está alimentando su mente.
Montessori escribe en La Mente Absorbente: En cambio de dejar todo librado al azar, el crecimiento del niño en este momento debería ser una cuestión de cuidado y atención científica. Esto significa que se necesita más que la mera higiene física. Así como esta última nos resguarda de daños a su cuerpo, también de la misma manera necesitamos higiene mental para proteger su mente y alma de sufrir daños.
¿Estamos dispuestos a cuestionar nuestras convicciones con la profundidad suficiente para llegar a buen término con lo que la neurociencia tiene que decir acerca de la mente? ¿Estamos listos, los educadores Montessori, para despertar la conciencia de los padres y adultos que trabajan con niños acerca de la responsabilidad de brindarles un mundo de realidades para educarlos y guiar su inteligencia? Estamos amenazando la supervivencia de la especie con a nuestra falta de reconocimiento de los peligros que acechan al cerebro en desarrollo y nuestra falta de acciones directas para remediar la situación. La existencia de la vida depende de un curso de acción específico. Si un organismo falla en esa acción, no puede sobrevivir. El hombre necesita conocimientos para sobrevivir, y el razonamiento es su herramienta de conocimiento. Para mantenerse vivo debe pensar claramente. Las habilidades del pensamiento crítico y la instauración de los mejores valores que conocemos, son el único camino para enseñar a los niños cómo distinguir entre hechos y ficción, entre la realidad y la fantasía.
María Montessori dice en La Mente Absorbente: …la conclusión no admite resistencia: la sociedad debe prestar cuidado y atención al niño, reconocer sus derechos y abastecer sus necesidades. Una vez que enfoquemos nuestra atención y nuestros estudios sobre la vida misma, quizás podamos percatarnos que estamos tocando el secreto de la humanidad y en nuestras manos caerá el conocimiento de cómo debe ser gobernado y cómo ser ayudado… Esto es educación, entendida como una ayuda a la vida; una educación desde el nacimiento, que alimenta una revolución pacífica y unifica a todos en un objetivo común, atrayéndolos hacia un sólo centro… Esto es la brillante nueva esperanza para la humanidad.